Imagina que eres un infante de menos de 8 años; tus padres te han pedido que acompañes a unos extraños hombres que te llevan a una enorme construcción; con engaños y a cambio de dulces, te dicen que te quedes dentro de aquella enorme obra en la que están trabajando, poco a poco empiezas a ver como la luz a tu alrededor va desapareciendo, y entonces te percatas, de que estás siendo ¡emparedado vivo!
Según los datos obtenidos, la presa de San José fue un proyecto que comenzó en 1863 y terminó su construcción en 1907.
Este magno proyecto estaba dirigido para sustituir a la presa “La Constancia” la cual era un contenedor con almacenamiento menor.
Las dos versiones de la historia
Aquí es dónde empieza la leyenda, pues se relata que las personas, corporativos y encargados de este proyecto, estaban influenciados por temas esotéricos y espirituales, y sabían que esta obra era de suma importancia y que no podía fallar en absolutamente nada.
Aquí la leyenda tiene dos caminos, pero a fin de cuentas el mismo propósito, pues hay una versión que cuenta que los hombres de traje compraron a los niños en pueblos lejanos y con dulces y a base de engaños lograron encerrarlos en los huecos de las columnas de la presa, hasta que estos murieran de hambre.
La otra versión señala que lo que consiguieron fueron muchos cadáveres de niños que también habrían sido comprados en pueblos lejanos, y al igual que la otra versión, también habrían sido emparedados en la Presa de San José.
Y es que en México y otras partes del mundo, existe el mito de que se utilizan cadáveres o cuerpos en una construcción para que las columnas o paredes de esta, resistan.
El día que los niños emparedados de la Presa de San José lloraron
El 14 de septiembre de 1933, San Luis Potosí fue azotado con una lluvia de dimensiones bíblicas, ese día, habitantes juran y perjuran haber escuchado llantos y gemidos de niños en el aire, pero pasaron desapercibidos.
Las lluvias continuaron levemente al día siguiente 15 de septiembre, parecía que no había problema, sin embargo, alrededor de las 11 de la noche, potosinos ya se concentraban en el Centro Histórico para dar el Grito de Independencia, sin embargo, alguien se les adelantó, y el grito que escucharon fue: ¡SE REVENTÓ LA PRESA, SE REVENTÓ LA PRESA!
La cortina de La Constancia había colapsado, y dejó salir como estampida millones y millones de barriles de agua que en poco tiempo, llegaron a al Centro de la Ciudad.
Los potosinos no podían creerlo, estaban experimentado algo que hasta el momento, solo estaba escrito en la biblia; miles fueron arrasados de golpe por la violenta agua.
Al día siguiente, 16 de septiembre, el escenario era una pesadilla, había cientos de cuerpos flotando en las calles, muchas casas destruidas y por supuesto, muchos heridos y reportes de desaparecidos.
No cabe duda, de que se trata de una de las tragedias más dolorosas que han sufrido los potosinos en el último siglo, sin embargo, intentando ver un punto amable, también fue uno de los días donde más se vio nuestra solidaridad.