Aunque la escasez de hospitales, de camas, de medicamentos, de autoridades empáticas y de personal suficiente que atienda en estos momentos, muchos de los pacientes covid, prefieren quedarse en casa, convertirse en sus propios médicos y curanderos.
A Leticia Anguiano la asustaron mucho con el tema de la oxigenación y pulsaciones que tenía, pensó que ir al hospital, la orillaría a la muerte segura, prefirió quedarse en casa, en la comunidad de Santo Domingo en el municipio de Villa de Zaragoza.
Escondida en su habitación, aislada de todo y de todos para no contagiar, lleva su pena, no sabe donde se contagió, aunque asegura que siempre tuvo los más estrictos cánones de seguridad e higiene que se solicitaban por las autoridades de salud.
Se ha arrepentido de estar en su vivienda, ya que vive en una constante preocupación, las noticias de desabasto de oxígeno y de hospitales no ayudan.
Con el apoyo de su familia, se protege, se alimenta, se médica, pero el desasosiego la hace tambalear en muchos momentos.
Ni Dios, ni las fuerzas del universo, han sido suficientes para olvidar este negro panorama en el que por azares del destino la metieron como a millones en el mundo.
El paso del tiempo y el correcto manejo de la enfermedad, la sana alimentación, el aislamiento tendrán que serle suficientes para poder pasar esta pesadilla que hoy muchos no entienden y no dimensionan a pesar de que los noticieros y los diarios están llenos de información.
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