La capital de San Luis Potosí enfrenta una crisis hídrica sin precedentes. La escasez de agua ha afectado a todos los sectores de la sociedad, incluyendo a los negocios como las lavanderías. Comercios a los que la falta de agua ha impactado y mismos que hoy se encuentran adaptándose para sobrevivir en tiempos difíciles.
Desde febrero del año pasado, las presas que solían abastecer a la ciudad están fuera de servicio debido a la falta de lluvias. La presa El Realito, que suministraba agua a más del 30% de la población, ha dejado de operar debido a fracturas en su estructura. Pero hoy día, se suma a este tema coyuntural las altas temperaturas y la sequía que han empeorado la situación.
Lo anterior ha repercutido gravemente en la industria de las lavanderías o mejor conocidos, como el sector de servicios personales, quienes hoy enfrentan un dilema crítico.
Como lo es para quienes administran Lavandería Alondra ubicada en avenida Desierto, Hidro Lavandería, en calle Aguascalientes y Laundary Lavandería en Valle Dorado, quienes señalan que, por un lado, la gente sigue necesitando lavar su ropa, pero por otro lado, el agua escasea.
Abigail Mino Reyna, de laundary Lavandería señaló que a pesar de esta crisis, la gente ha optado por preferir esperar a que lleguen las pipas de agua en lugar de gastar grandes sumas de dinero en las lavanderías.
“Un lavado de ropa de 5 hasta 10 kilos puede costar entre 550 y 750 pesos, lo que es prohibitivo para muchos en estos tiempos difíciles”, dijo.
Por ello para sobrevivir, las lavanderías han tenido que innovar. Pues al contrario de lo que pensaría la mayoría, en medio de un contexto de desabasto de agua y sequía, los servicios de lavandería han bajado considerablemente, un 35 por ciento.
Pues los usuarios prefieren invertir ese dinero en camiones cisterna, para que les abastezcan sus hogares, en dado caso de que el Interapas no llegue a restablecerles el servicio.
“A nosotros también nos pega la crisis hídrica. Muchas lavanderías han implementado sistemas de reciclaje de agua. Reutilizan el agua de los lavados anteriores para minimizar el consumo”.
Aunado a esto, las lavanderías también en lugar de utilizar grandes cantidades de agua, han optado por el lavado en seco. Esto reduce significativamente el uso de agua por carga de ropa. Pues en cada lavado, se suelen gastar hasta 120 litros de agua.
“En este sector hemos llevado a cabo negociaciones con el Interapas, pues está vigilante para asegurarse de que las lavanderías no desperdicien recursos. Por ello hemos tenido que invertir en máquinas de lavado en seco para cumplir con las restricciones de uso de agua”, señaló Abner Zamora Martínez, empleado.
La crisis hídrica en San Luis Potosí no tiene una solución inmediata. El gobierno municipal ha anunciado en más de una ocasión que está trabajando en proyectos de perforación y rehabilitación de pozos, pero la situación sigue siendo difícil.
Las lavanderías, como muchos otros negocios, están luchando por sobrevivir en medio de esta crisis. En donde la adaptación y la creatividad son la clave para su supervivencia.
La escasez de agua ha afectado profundamente a las lavanderías. A medida que la crisis continúa, estos negocios seguirán buscando formas innovadoras de mantenerse a flote mientras la ciudad espera ansiosamente el regreso del vital líquido.
Por otro lado algunos habitantes han optado por lavar su ropa en casa, a pesar de la escasez de agua.
Como Mirna Bojórquez, ama de casa y madre de tres hijos, que comentó que “En mi familia, siempre hemos lavado la ropa en casa. Aunque la situación es difícil debido a la falta de agua, seguimos haciéndolo para ahorrar dinero. Las lavanderías cobran precios exorbitantes, y no podemos permitirnos gastar tanto”.
Po tus parte, Jorge Arroyo Barrón, un estudiante universitario, señaló que la crisis hídrica ha afectado a todos. Pues aunque las presas estén secas, y el suministro de agua sea limitado, para él acudir a una lavandería sigue significando un lujo que no puede permitirse siempre.
“A veces vengo a dejar la ropa, cuando de plano no pasa la pipa en la casa de estudiantes donde vivo. Considero que lavar en casa me permite controlar mejor el uso del agua y ser más consciente de su escasez, además de cuidar el gasto que tengo”.
Una situación que comparte Rosa Martínez, dueña de una pequeña tienda de abarrotes, quien remarcó que para ella lavar en casa es una cuestión de supervivencia. pues ha tenido que pagar pipas privadas ante la falta de abasto de agua.
“Prefiero pagar una pipa, la verdad. los costos de las lavanderías son grandísimos, y no puedo arriesgarme a gastar tanto en un servicio que no es esencial. Prefiero usar ese dinero para comprar alimentos y mantener mi negocio a flote”.
A pesar de las dificultades, la población ha encontrado formas creativas de enfrentar la crisis hídrica, como reutilizar el agua, lavar una vez a la semana o incluso lavar sus prendas de ropa mientras se bañan.