Alejandra García Salazar es una mujer de 83 años, que desde hace mas de 40 años se ha dedicado a la venta de gorditas y café en la hoy Central de Abastos, un negocio que dice le ha permitido poder mantener a sus cuatro sobrinos, quienes ya son unos profesionistas.
De acuerdo a la también conocida por los comerciantes del rumbo como La Tía, su día comienza a las 3 de la mañana con la preparación de los diferentes guisos que lleva diariamente a vender, que puede ser chicharrón rojo, chicharrón con nopales, huevo, frijoles con huevo, pollo guisado, frijoles con queso o con huevo, entre otros.
Las cuales va ofreciendo durante su camino, el cual hace en compañía de un “diablito”, lo que le permite llevar la olla donde lleva sus gorditas que vende a doce pesos, así como un recipiente que le permite llevar también café calientito que es lo que mas le piden y que vende al mismo precio.
Para antes de las siete de la mañana ya poder estar vendiendo y es que sabe que algunos de sus principales clientes son los choferes de los camiones que llegan a descargar los diferentes productos a las bodegas de la zona, entonces dice, procura estar temprano, pues sabe que parte de la venta diaria, depende de ellos, aunque hay más gente que le compra porque ya la conoce.
“Tengo 41 años dedicándome a la venta de gorditas, no siempre ha sido así, antes vendía tamales, pero era mas complicado, así que cambiamos y creo que nos ha ido mejor, ya nos conocen todos los de Abastos, me conocen como Ale, pero mayormente como La Tía o hasta la abuela, que no me importa como me digan, mas bien que me compren” dijo en entrevista.
De la razón de su apodo, Alejandra dice que es porque su vida la dedico a cuidar de cuatro sobrinos, que hoy en día son profesionistas, quienes son una de las razones por las que nunca se casó, pues consagró su vida a ellos y que la ha llevado a ser “una muchacha entera” como ella misma dice.
Y es que dice siempre consideró que casarse o tener hijos propios es puro martirio, por lo que prefirió la soltería, aunque si tuvo muchos pretendientes, gracias a que conoció a muchas personas por su trabajo, choferes sobre todo, quienes llegaban de distintos lugares y muchos de los cuales ya murieron.
Sobre su oficio y hasta cuando lo seguirá llevando a cabo, Alejandra dice que a pesar de su edad, no tienen ninguna dolencia, por lo que seguirá con la venta hasta que Dios se lo permita, pues la forma que encontrado de ganarse la vida.