Como cada año, las jacarandas pintan el cielo de color violeta, asomándose en los principales jardines de la ciudad.
Estos árboles frondosos, originarios de Brasil, pueden llegar a medir hasta 20 metros de altura y existen distintas variedades de esta planta que atraen a por sus espectaculares flores violetas.
Florecen una vez al año entre los meses de febrero y abril produciendo floraciones de color lila azulado que causan un espectáculo a la vista, además producen un fruto en forma de castañuela que generan semillas para su reproducción.
Aunque puede llegar a ser sensible a las bajas temperaturas, se adapta a climas templados y a cualquier tipo de suelo, siendo perfecta para los ambientes urbanos y resistente a la sequía. Estos árboles son un tesoro natural que, además, permiten la absorción del plomo y, por ende, mitigan la contaminación atmosférica, alrededor de 10 ejemplares de este árbol pueden absorber el CO2 que se emiten por mil 400 autos al día, es por ello por lo que sembrar más ejemplares de esta especie no solo puede contribuir a mejorar el medio ambiente, sino que también te permitirán disfrutar de flores en forma de campana casa año.
El origen de las jacarandas en México tiene varias versiones, que van desde la petición de Plutarco Elías Calles a Pascual Ortiz Rubio para solicitar a Japón ejemplares de los cerezos, sin embargo, las condiciones climáticas no permitirían su floración, por lo que las remplazaron por jacarandas. La otra versión, cuenta que unos migrantes japoneses Tatsugoro Matsumoto y su hijo Sanshiro Matsumoto, instalaron un negocio de jardinería, en el que usaban diversas plantas de origen sudamericano, entre ellas la jacaranda. Lo que sí es cierto es que Miguel Ángel de Quevedo, fue quien propagó las jacarandas en diferentes espacios de la Ciudad de México.
Debido a la popularidad de esta planta, se han trasladado a diferentes estados del país, entre ellos San Luis Potosí, apreciando los coloridos espectáculos que nos ofrecen sus flores en la Alameda Juan Sarabia, el Jardín de San Francisco, la Calzada de Guadalupe, San Juan de Dios, en el Parque Tangamanga, por mencionar algunos.
Pero esto no termina aquí, pues las flores de esta planta también tienen usos en la medicina tradicional para tratar problemas respiratorios, fiebre e incluso problemas gastrointestinales.