La ingesta frecuente de las llamadas “comidas vacías”, altas en calorías y sin nutrientes, constituyen gran riesgo para la salud; se asocian a sobrepeso, obesidad, desnutrición y enfermedades crónicas, por lo que es de suma importancia orientar a la población en mejorar sus hábitos alimenticios, afirman en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE.
Es responsabilidad de todos promover hábitos de alimentación saludable para combatir el sobrepeso y la obesidad, que en México afecta a 35.6 por ciento de niñas y niños de entre 5 a 11 años; 35.8 por ciento de personas de 12 a 19 años, y a 75.2 por ciento de adultos de 20 años y más, como consta en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018.
En 2020, a nivel nacional el ISSSTE otorgó 170 mil 527 consultas en los servicios de nutrición de las unidades médicas, por lo que están enfocados en la tarea de prevenir, controlar y combatir enfermedades crónico-degenerativas, como diabetes e hipertensión, que representan 31 por ciento de los motivos de consulta externa en el instituto y están asociadas con hábitos no saludables de alimentación.
El sedentarismo y el alto consumo de “comidas vacías”, término que se refiere a los alimentos que poseen gran cantidad de calorías y carecen de nutrientes como proteínas, vitaminas y minerales, constituyen una de las principales causas de obesidad y sobrepeso. El reto que se tiene como nutriólogos, es promover e inculcar en la población buenos hábitos de alimentación y demostrar que una comida saludable también puede ser sabrosa, variada, equilibrada en nutrientes, completa y adecuada para cada grupo poblacional, además de estar siempre complementada al hábito de la actividad física cotidiana en todas las etapas de la vida.
Se recomienda a las personas, no esperar a que la enfermedad aparezca o el medicamento sea la solución a todos los problemas, sino atacar desde la raíz y empezar a revisar de manera responsable nuestra ingesta alimentaria; no omitir tiempos de comida, evitar ayunos prolongados y revisar las porciones de algunos alimentos son algunos ejemplos para mejorar hábitos alimenticios.
También hay que cuidar las porciones, mantener el consumo de frutas y verduras en cantidades adecuadas, evitar alimentos procesados o industrializados, realizar cinco comidas al día para ayudar al metabolismo a digerir adecuadamente, ingerir de litro y medio a dos litros de agua natural diariamente y evitar bebidas azucaradas como jugos empaquetados y refrescos.