La guerra por el agua se ha convertido en una realidad, advirtió Francisco Javier Peña de Paz, antropólogo social del Colegio San Luis (Colsan).
El investigador mencionó que hay un tipo de vida urbana que se ha impuesto, que atenta en particular contra la vida porque consume, contamina, despilfarra el agua, sin considerar criterios mínimos de equidad y justicia
De esta manera, las urbes hacen uso indiscriminado del recurso natural sin tomar en consideración a las comunidades rurales que son despojadas del agua potable, lo cual se traduce en que la guerra por el agua “ya no es una posibilidad, la verdad es que estamos viendo una violencia sistemática, a veces de baja intensidad, a veces de mucha intensidad, en contra de los pueblos por quitarles su agua”.
Manifestó que otro ejemplo de esto, es la reforma energética, que ha llevado a que se concesionen polígonos en el Atlántico, a lo largo el Golfo de México, para la extracción de energéticos como gas y petróleo, para lo cual se va a utilizar un montón de agua para extraer, pero también un montón de agua quedará inutilizada por una contaminación grave
Debido a ello, indicó que esto es “realmente peligroso” debido al agotamiento del agua potable, no solo en las zonas donde se va a explotar la tierra para extraer energéticos, sino también para los sitios a los que se va a recurrir para suplir el agua utilizada en los procesos de extracción.
Peña de Paz mencionó ejemplos que se tienen a nivel estatal relacionados con “guerra” por el agua, como el de Santo Domingo, donde los ejidos se han organizado para evitar la instalación de un confinamiento de residuos industriales que contaminaría el agua; así como el caso de la Huasteca Potosina, donde pueblos originarios también se han organizado para evitar el fracking en municipios potosinos donde Pemex ya ha solicitado permisos para el resguardo de explosivos.
Al respecto, el investigador lamentó que este tipo de violencia localizada, va “siempre contra territorios que son sagrados, porque sagrada es la vida”.