El día del padre no puede pasar inadvertido porque es mucho lo que le debemos a nuestros papás, ya lo dice las sagradas escrituras: “honrarás a tu padre y a tu madre” y quien así lo hace será bendecido por dios y por sus mismos padres, por muchas generaciones.
La figura paterna es indiscutible y eminentemente esencial, dijo en entrevista exclusiva con “El Sol de San Luis” el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, --quien enfatizó muy seguro de sí mismo-- que no se puede hacer a un lado la figura paterna, pues es tan importante como la Mamá, tan es así que hasta Jesucristo, aún siendo Dios hecho hombre, quiso tener un Papá, y su Padre, nuestro Patriarca San José, “Padre del silencio”, también llamado “el Padre prudente, sabio y fiel”, lo cuidó siempre, lo alimentó y veló por él, como cuidan a sus hijos los padres de familia actualmente; por esa razón sustentable, la figura paterna nadie la puede erradicar, ni suplir con ninguna otra figura, “el Padre es Padre”, sentenció el líder espiritual.
La figura paterna es indiscutible y eminentemente esencial, --dijo el jerarca—“para que nos quede más que claro que no se puede hacer a un lado la figura paterna, pues es tan importante como la Mamá, las dos figuras se complementan no se excluyen”.
“Tan importante es la figura paterna que hasta Cristo, siendo Dios hecho hombre, tuvo a su Papá adoptivo, y obedeció, amó, respetó y fue cuidado por San José, como lo debemos hacer nosotros también lo mismo con nuestros papás que se gastan y desgastan y e incluso hasta enferman por dar vida digna a sus hijos”.
El tener Papá es una gran bendición, por eso debemos rendirles también homenaje, y reconocerles sus grandes sacrificios, esfuerzos, desvelos, renuncias, y todo lo que hacen por sus hijos y por mantener a la familia unida en el amor y en paz.
“Nuestros Papás hacen un esfuerzo sobrehumano para mantener a los hijos, por lo que no debemos se ingratos con ellos, yo recuerdo a mi Papá, lo amé como lo piden las Sagradas Escrituras, es un deber personal, familiar, moral, social y espiritual”.
Hay que respetar, honrar y amar a nuestros progenitores, Dios así lo dejó dicho en el cuarto mandamiento de Su Ley, por lo que no podemos desobedecerlo.
Claro está que todos tenemos limitaciones, defectos, pecados, equivocaciones, errores, y fallas, pero Dios nos pide amarlos, ayudarlos, comprenderlos, aceptarlos, respetarlos y dejar a un lado incluso situaciones de rencor, división, enojos, pero hay que aceptar que pusieron su amor y esfuerzo por velar por nosotros sus hijos.
Hay que apoyar a nuestros padres en lo material, moral, económico y espiritual y dejar de ser una carga para ellos, que ya dieron su vida por nosotros por tantos años, ahora nos toca corresponderles a los que ya somos adultos y velar por ellos en su vejez y enfermedad.