El sol sobre la cantera rosada pronuncia las siluetas de cada relieve que posee la Caja del Agua, uno de los orgullos arquitectónicos potosinos más distintivos de la entidad. Esta conservera, como se le conocía anteriormente fue inaugurada en el año 1835 (según indica el cronista potosino Rafael Montejano y Aguiñaga) y su función principal era servir de receptáculo de agua que provenía de la Cañada del Lobo, la cual era distribuida en parte de la capital.
Situada en el paseo que conduce a la Calzada de Guadalupe, a espaldas del Jardín de la Merced, hoy conocido como Jardín Colón, esta obra y su imponente forma y tallas escultóricas, fue por muchos años atribuida al Arquitecto Tresguerras, pero en realidad fue trabajo del grabador y pintor José Guerrero Solachi y quien se encargaría de su construcción sería el maestro Juan N. Sarabia.
Su edificación formaba parte de una obra hidráulica encargada por el entonces Gobernador Idelfonso Díaz de León en 1825 al arquitecto Luis Zapari. Es una estructura arquitectónica circular de estilo neoclásico, de cantera, posicionada entre cuatro maceteros ornamentales con cubierta piramidal de azulejos que rematan en una piña de piedra.
Su principal función consistía en recibir el agua del manantial de la Cañada del Lobo, que llegaba a través de un largo acueducto que provenía desde la Sierra de San Miguelito, -sirviendo entonces- como la principal fuente de abastecimiento y suministro de agua del primer perímetro de la ciudad durante más de 100 años.
Esta conservera - que no es la única, pero sí la más distintiva-, tenía la función de recibir la mayor cantidad de agua posible, una obra hidráulica que aprovechaba la fuerza con la que llegaba el vital líquido para distribuirlo en las principales fuentes públicas de la capital.
Hoy considerada un monumento representativo del Estado, después de 183 años de su edificación, en el año 2017 se presentaría un proyecto para su restauración como parte de un plan de rescate arquitectónico realizado por el Consejo Consultivo del Centro Histórico.
Este trabajo de rescate consistió en su rehabilitación total, donde se incorporaron piezas faltantes y reemplazaron algunas ya muy deterioradas, todas ellas de cantera. Este trabajo de conservación de la Caja del Agua y su balaustrada, fue llevado a cabo por el H. Ayuntamiento de San Luis Potosí a través de la Dirección de Turismo y Cultura bajo la supervisión del INAH-SLP.
Labor que requirió un tiempo total de más de seis meses, el cual dio inicio en agosto del 2017 y concluyendo el 31 de enero del 2018, trabajos que consistieron en un análisis y estudio profundo acerca de materiales y técnica a emplear, medio ambiente y factor humano. Para poder concluir este plan de conservación fue necesaria una inversión total de 800 mil pesos.
Y para realizar este trabajo de rescate arquitectónico fue necesario la intervención de un total de nueve restauradores de bienes culturales muebles, quienes se dedicaron a resarcir el daño del deterioro progresivo que manifestaba esta estructura en cantera.
Después de todo este arduo trabajo de recuperación, en el mismo año de entrega, las piñas que adornaban el perímetro exterior de la Caja del Agua sufriría vandalismo y algunos daños, como el desprendimiento de las “piñas” que lo decoraban, las cuales fueron recuperadas y vueltas a colocar en su posición original.
RECUERDOS DEL AYER
Hoy su cantera grabada en relieve y los suntuosos adornos que embellecen la Caja del Agua, la han convertido en un monumento icónico de la época virreinal que actualmente forma parte de la identidad potosina.
Para Javier Cabrera residente del Barrio de San Miguelito, recuerda que incluso llegaron a situar a un costado de ella una pequeña área recreativa -que duró poco-, pero que hacía que infinidad de personas se acercaran a admirar la belleza de este ahora monumento.
“Junto a la Caja del Agua había unos columpios, yo jugaba ahí. Hoy en día es un monumento, en aquel tiempo una de las principales fuentes de abastecimiento de agua en la ciudad. En realidad son tres "cajas" de agua las que formaban parte del acueducto que bajaba de la Cañada del Lobo. Una se ubica al lado del Santuario junto a un jardín de niños y la otra conocida como La Conchita se ubica a unas cuadras de la Zona Militar por esa acera y esta que es la más reconocida”.
Por otro lado Francisco García también vecino del área donde se encuentra la Caja del Agua, refirió que “Se sabe que parte del sistema de conducción y almacenamiento de agua que recibía la Caja del Agua llegaba a la estructura en forma de torre frente al Teatro Alameda, en la calle Universidad donde también se abastecían. También se ha registrado que la distancia que recorría el agua de la Cañada del Lobo a la también llamada Conservera eran un total de 5 mil 125 metros”.
Sin duda la Caja del Agua siempre será un símbolo de historia y de la majestuosidad arquitectónica del Estado Potosino, una postal viviente que expone en todo su esplendor la belleza neoclásica de finales del siglo XIX y XX.
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