Autoridades justifican el hecho de que la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, UASLP, haya caído en los últimos rankings donde se evalúa la calidad y desempeño de instituciones de educación superior, deshonrosamente se han perdido unos diez escalafones, según señala la compañía británica Quacquarelli Symonda, especialista en educación y estudios en el extranjero.
La máxima casa de estudios ha mantenido una baja tendencia al correr de los años, pues en 2021 la institución se encontraba en el lugar 17 a nivel nacional, en el 2022 se le vio en el lugar 21, en 2023 terminó en la posición número 23 y en la edición de 2024 se reportó que la caída llegó hasta el ranking 27, cifras que no son nada alentadoras para la comunidad potosina.
Al respecto habló, Maricela Ramírez Zacarías, directora de Evaluación y Prospectiva de la Secretaría Académica de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, (UASLP), quien enfatizó la importancia de utilizar los rankings como una herramienta complementaria, contextualizando la información y promoviendo una comprensión adecuada entre la comunidad académica.
Desde el 2016, se ha estado monitoreando activamente dichas mediciones internacionales como parte de su compromiso con la mejora continua. Sin embargo, estos informes no deben considerarse como el único indicador de calidad educativa institucional.
“Es importante señalar que estos rankings no son un termómetro de la calidad educativa institucional ya que en su mayoría se centran principalmente en estudios bibliométricos enfocados a la productividad científica, lo que puede llevar a sesgos significativos al no considerar todas las dimensiones de la calidad educativa, como es la pertinencia y relevancia de los curriculums, los objetivos de aprendizaje, la eficacia interna reflejada en las trayectorias estudiantiles, el compromiso social, la equidad, entre otros”.
Estos rankings no tienen en cuenta el contexto social, educativo y económico en el que operan las instituciones, lo que hace que una medición estándar sea inaplicable. “Definitivamente existen instituciones con alta calidad educativa e impacto social, sin que necesariamente tengan alta producción científica”.
En lugar de depender exclusivamente de estas mediciones, sugirió continuar impulsando la mejora continua de los procesos educativos y fortalecer otras fuentes de información, como los datos oficiales proporcionados a organismos gubernamentales y la mejora de la presencia en línea de la universidad.