En la colonia Simón Díaz Infonavit, un pequeño taller de carpintería sobresale entre sus calles. A su entrada, una mesita con diversa cantidad de juguetes artesanales llama la atención de todo aquél que pasa por su frente, y es que la maestría con la que están elaborados se distingue.
Danilo Fuentes de 41 años de edad, es de oficio carpintero, pero desde hace 10 años, encontró en la elaboración de juguetes no sólo una manera de subsistir, sino también como él señala, una manera de crear y exponer su gran imaginación para inventar nuevos objetos didácticos.
“No tengo mucho haciendo juguetes de madera. Mi primera pieza fue un coche simple con una ventana y dos ruedas, ya después con la práctica me puse a elaborar otros más complejos como tráilers y juguetes didácticos”.
Según indica Don Danilo, elaborar juguetes artesanales es igual de complejo que el oficio de la carpintería, “Hay que conocer bien la madera, y no toda se presta para este tipo de trabajos. Yo aprendí gracias a que trabajé para toda una familia, donde los hombres se dedicaban a la carpintería, y también a elaborar diversos objetos de madera, de forma artesanal”.
“Ahí fue donde me enseñaron las características que debe de tener cada juguete. Primero hice de los más simples, que son a los que llamamos rígidos, por ejemplo mecedoras de caballo, trompos y yoyos. Después están los que son articulados para que tengan movimiento, como algunas marionetas, animales con ruedas, coches, etc. Y por último están las miniaturas de colección, que pueden ser desde juegos de ajedrez, aviones a escala o figurines en madera de diversos personajes”.
Asimismo para que estos juguetes puedan resistir la energía insaciable de los pequeños y grandes coleccionistas, se debe elegir el material adecuado para que perduren. “Pues se puede utilizar de cualquier madera, pero si quieren que el juguete dure, tanto su estructura como barniz y color, es mejor que estén hechos de madera de chopo, pino o haya”.
Este juguetero artesanal, invierte un tiempo estimado de dos días por juguete, a veces según la complejidad del diseño, puede tardar hasta semanas. “Inicio con los planos del diseño, que puede ser mío o bien algunos maestros artesanos me los prestan, entonces comienzo trazando sobre la madera. Después de ello, realizo los cortes y utilizo diferentes sierras para hacerlo. Ya teniendo las piezas hay que pulirlas, es decir lijar hasta dejar la forma deseada, y pintar, para después unir. Si son articulados, posiblemente sea más compleja su elaboración, pues al haber un mecanismo, tengo que trabajar muchas de las veces con alambrado y hasta resortes”.
Don Serna, menciona que por ahora el rubro del juguete artesanal ha decaído, y año con año es menos la clientela que compra este tipo de artículos. “Los padres de familia prefieren invertir en juguetes costosos que con las semanas se volverán desechables, ya no gastan en este tipo de trabajos, y además para algunos su precio es muy alto”.
“La verdad yo los elaboro por pasión y gusto, más que por la venta. Es un trabajo que me entretiene, y que creo saca lo más creativo de mi ser, me encanta diseñar algunos, que tal vez puedan -en un futuro- , ser de utilidad para algún niño y por qué no, un adulto”.
Este gran artesano de la madera, también tiene una gran fascinación por el juguete tradicional mexicano, e insiste en que los padres de las futuras generaciones no priven a sus pequeños de conocer los objetos que elaboran los jugueteros artesanales.
“Es una oportunidad de vivir otra infancia, lejos de la violencia que venden las grandes marcas. Es darle a nuestro hijos un poco de la inocencia que se merecen, crecer con ilusiones, que reaviven la imaginación, que trabajen su mente en crear escenarios y por supuesto que pongan en práctica su destreza mental para saber resolver y ser más tolerantes. Hoy día los niños tienen la inmediatez que te ofrece una tablet, pero no crecen con la alegría de saber construir otras realidades, y eso te lo dan los juguetes artesanales”.
Y es así como Don Danilo finaliza su historia, donde parece que un pequeño de 6 años se esconde detrás del cuerpo de un hombre trabajador, amante de su oficio, que con sus habilidosas manos crea juguetes que parecen rememorar toda su infancia, para todo aquel que busque divertimento sano e inocente.