La Comunidad Parroquial de San Juan de Guadalupe vivió con intensa alegría espiritual su Fiesta Patronal, celebrando al "Apóstol del amor", al "Discípulo amado", "el consentido o predilecto de Dios": San Juan, Apóstol y Evangelista.
El recinto dedicado también a la Santísima Virgen de Guadalupe, lució a su máxima capacidad, donde recibieron la Confirmación niños y jóvenes, que fueron debidamente preparados para recibir este segundo Sacramento de la Iniciación Cristiana, de manos de su Párroco de San Juan de Guadalupe, el Presbítero Gaudencio Castillo Hernández, quien en ausencia de nuestro tercer Arzobispo Emérito, Monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero, (debido a un problema de salud), y con la debida autorización, fue designado a impartir este Sacramento.
El Padre Rafael Corpus Sanvicente, fue el encargado de dirigir la emotiva y sentida homilía que conmovió Verdaderamente a los fieles, y en la que resaltó las grandes virtudes, dones y carismas del Apóstol del Amor, del amigo íntimo de Jesús yautor del Apocalipsis.
Explicó claramente por qué fue el consentido de Jesús, por qué fue su amigo más íntimo, el más fiel, el apóstol predilecto que tuvo el valor de seguirlo hasta el pié de la cruz. No tuvo miedo a seguir hasta el calvario a Nuestro Señor Jesucristo.
Fue a San Juan Apóstol y Evangelista, a quien se le revelaron misterios muy especiales que sólo pudieron comprender Pedro, Santiago y él. Sólo ellos, "los elegidos", quienes contemplaron la Transfiguración del Señor Jesús en el Monte Tabor.
El Discípulo amado recargó su cabeza en el costado del Maestro y decidió seguirle en las buenas y en las malas, en la más cruda adversidad, que fue su muerte en la cruz, pero también tuvo la gran bendición de ser testigo de la gloriosa Ascensión al Cielo y de la Resurrección de Nuestro muy amado Señor Jesucristo, por Quien vivimos, nos movemos y existimos.