“Ha disminuido el número de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, sin embargo “el llamado” ahí está, sigue vivo, porque es un regalo, es una gracia de Dios que siempre lo dará en su generosidad de amor y de misericordia, siempre hará “el llamado” por su pueblo y por su Santa Iglesia, nunca dejará de hacerlo”.
“Aquí por ejemplo, en nuestra Iglesia Potosina estamos pasando por momento difíciles económicamente, socialmente, y muchos otros factores que influyen en nuestro jóvenes, sin embargo, Dios siempre nos sorprende, como dicen las Sagradas Escrituras: “sale el sembrador a sembrar” y así es, Dios todos los días pone la semilla en el corazón de cada joven, esa es la esperanza de la Iglesia también, aún cuando pasemos tiempos complejos, la Iglesia seguirá viva, porque es en Jesucristo donde se sustenta y fundamenta”.
El presbítero Luis Santiago Flores Lucio, Rector del Seminario Arquidiocesano Guadalupano Josefino de San Luis Potosí, explicó los múltiples factores que afectan para que se dé una disminución de Vocaciones Sacerdotales y Religiosas, indicó:
“Los jóvenes tienen muchos elementos a la mano, pensemos tan sólo en las redes sociales, ellos están físicamente en un espacio, pero su mente y su corazón están en otro lado; el mundo virtual tiene “mucha información” y demasiadas realidades que inquietan su mente, turban su corazón y atrapa a nuestros jóvenes”.
“Otro factor es que hay familias que tienen que emigrar por falta de recursos y los jóvenes salen de sus casas, de sus pueblos, lo que origina que se distancien; ahora más que antes, nos enfrentamos a realidades familiares muy complejas, faltan muchos los valores humanos y cristianos en las familias, por lo que el joven tiene un corazón disperso, así como también una sociedad donde es muy light, porque se pierde el sentido humanitario y cristiano, y se nos dificulta ser personas con una dignidad grande como tal”.
“Hay jóvenes que desde niños crecieron solos, y requieren justamente la compañía del papá y la mamá en casa, que muchas veces no están con sus hijos porque están trabajando todo el día, con horarios por demás pesados que nos les permiten estar un tiempo considerable y valioso para educar, formar y forjar en valores humanos, morales y cristianos. Unos ni siquiera están al pendiente de sus tareas o de cómo va su formación escolar”.
“Hace falta la figura paterna y materna en la familia, pues es en ella donde se aprenden los valores de la vida y de la fe, y pues no coinciden con sus hijos en los horarios por ejemplo para comer juntos, para dialogar y enseñarles valores a los hijos que muchas veces están a la deriva de las redes sociales en las que pueden ver antivalores o algo que les perjudique en la fe y en su moral. Eso hace que ellos crezcan en un mundo hecho a su manera, y no en una familia donde se le enseñe a educar el corazón, donde se forjen los buenos y nobles sentimientos que les lleve a conocer y a amar a Dios”.
“Tanta riqueza tienen las redes sociales, pero si no tiene un joven educado su corazón, puede ser un medio mal aprovechado, debe ofrecerse un mundo virtual pero de valores, que los hay también, sin embargo, los jóvenes pasan muchas horas en el móvil, por lo que insisto en que ahora lo que necesitamos es educar el corazón para saber aprovecharlas para bien”.
“Las redes sociales tienen una gran riqueza, tienen mucho que dar, incluso en la parte vocacional de los jóvenes, ahí también pueden encontrar la Palabra de Dios, una frase que les atraiga puede ser un posible llamado de Dios al Sacerdocio, sin embargo, hay que saber educar el corazón”.
El Padre Flores Lucio, dijo: “Actualmente la institución cuenta con 54 Seminaristas, que son de esta Iglesia Potosina, pero además tenemos a 13 hermanos Seminaristas de la Diócesis de Matehuala, por lo que suman un total de 66 Seminaristas, entre Seminario Mayor, Seminario Menor, Curso Introductorio, Discipulado y Configuración. Y tenemos además 6 Religiosos Discípulos de Jesús que son externos, y vienen a estudiar solamente la Teología aquí en el Seminario Mayor”.
EL OBJETIVO DEL SEMINARIO
“El objetivo del Seminario es formar gradual e integralmente el corazón de los jóvenes que son llamados al Sacerdocio, al estilo de Jesús Buen Pastor, como sus discípulos misioneros, que sean Sacramento de misericordia en esta Iglesia Potosina. Por eso la formación es gradual, paso a paso, y es integral porque abarca varias áreas y debe ser progresiva, pero el centro de la formación tiene que ser siempre el corazón, porque es en el corazón donde se configuran con Jesucristo y donde el joven permite que Dios le transforme”.
“Lo principal es confiar en la gracia de que los Seminaristas son llamados por Dios al Sacerdocio, algunos desde niños incluso sintieron el llamado; todo joven tiene una semilla que hay que cultivar. Nosotros como Sacerdotes formadores, los ayudamos a formar y forjar la parte humana, espiritual, académica, personal, familiar, social, filosófica, teológica, pastoral, incluso los guiamos para que eduquen bien su corazón, para que sean buenos pastores. Hay unos que tienen distintas virtudes, dones, cualidades, carismas y capacidades, por lo que se trata de que les ayudemos, los acompañemos para que saquen los dones que Dios les ha confiado y regalado, porque la gracia ya la tienen también ellos en su corazón”.
Agregó que se les fomenta también el gusto por el deporte y las diversas actividades artísticas, culturales y talleres formativos. Hay quien sabe pintar, tocar algún instrumento, cantar, dar mantenimiento de casa, otros saben carpintería, cocina o jardinería, etc. muchos ya lo traen desde su casa y aquí lo aplican.
Enfatizó: “Nosotros como guías, nada más somos facilitadores, acompañantes, que les ayudamos a descubrir los dones que Dios les ha confiado y regalado, ellos ya traen la semilla, ya nada más los ayudamos a discernir en ese camino”.
“Lo que uno más agradece a Dios, en mi caso como Rector es ver como Dios hace su obra, porque es increíble la verdad, ver cómo llega un joven, a veces confuso, con muchas dudas, con heridas, miedos, y ver cómo al paso de los años va cambiando su corazón y tiene sentido su vida, se va serenando, se va orientando su vida, se siente feliz donde está, y es capaz de transmitir esa alegría y felicidad que Dios le dá, porque Dios es alegría”.
“Colaboramos en el Seminario somos 10 Sacerdotes con distintas tareas y etapas, somos solamente colaboradores, instrumentos de Dios, porque el principal agente es el Espíritu Santo y el modelo es Jesucristo. A los Formadores sólo nos toca ayudarles para que como hijos de Dios descubran la riqueza que hay en su corazón. Dios hace su obra, somos de Él y es para Él todo lo que realicemos”.