Por alrededor de tres décadas la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, UASLP, ha protegido al jardín botánico “El Izotal” que se ubica al inferior del Parque Tangamanga número I y que cuenta con 2.7 hectáreas de vegetación del desierto, este lugar sirve para cuidar y proteger la naturaleza endémica del Estado, pero además como receptor de las plantas abandonadas, ya sea porque los dueños no las quieren o porque están siendo demolidas en algún complejo habitacional. Este centro botánico también cumple la función de protección de nuestras especies en peligro de extinción.
Está hospedado en el Parque Tangamanga, y para entrar en el lugar no se requiere ningún tipo de pago, sólo se tiene que tocar la campana de la entrada para anunciar la visita al personal de jardinería que normalmente anda en su trabajo y ya ellos saben que hay alguien por ahí.
Juan Antonio Reyes-Agüero, responsable del jardín botánico El izotal, narró que quieren que la ciudadanía conozca la historia de este lugar para que crezca el número de visitas, antes ni siquiera se podían tomar fotografías de las cactáceas, pero ahora hasta las sugieren para crear interés sobre las bellezas que se pueden encontrar ahí y preservar nuestra naturaleza.
El conjunto de izotes, que son unas palmas de campo que florean en su madurez, hizo que le pusieran el nombre de “El Izotal”, pues cuando hay un conjunto de ellas, la zona se vuelve un atractivo, interesantemente la gran mayoría de los que tienen ahí, fueron rescatados de ampliaciones de carretera, de la zona industrial, de la apertura de nuevos fraccionamientos “los colegas de aquel entonces, pues los rescataban, buscaban ahí una grúa, un camión que les ayudara y los empezaron a traer, luego tuvieron ayuda de alguna dependencia y de algunas otras oficinas de gobierno y entonces fueron trayendo estas plantas y a partir de ahí, yo presento el Jardín Botánico como un orfanatorio”.
Este orfanato de plantas, sirve también para resguardar, proteger y cuidar las que la Profepa ha incautado en los últimos 5 años “llevamos mil plantas que han sido incautaciones, es muy difícil regresarlas a sus entornos naturales y entonces lo que hace, es depositarlas en lugares, como estos, de hecho estamos identificados como un centro depositario en el país, entonces estas plantas que perdieron su hogar, pues bueno, aquí no las traen y aquí por supuesto las tenemos y aunque no lo crean así también como abandonan perritos también abandonan plantas, a veces llegamos en la mañana y ahí en la entrada tenemos nopales o cactáceas de la gente que arregla su jardín y finalmente no sabe qué hacer con la planta y siente feo tirarla y pues llegamos y ahí, y ahí están las plantas abandonadas, si nos sirven porque no todas sirven, pues entonces las introducimos al jardín”.
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Señala que lo anterior es una parte muy importante e interesante porque un papel también de los jardines botánicos es la difusión del conocimiento, pero también satisfacer esa necesidad que tienen los humanos de tener plantas y estas plantas son muy atractivas, “muchas como decíamos son prohibidas, pero cuando se tiene la posesión legal de la planta a través de un procedimiento con la Profepa, podemos obtener esa posición legal, podemos reproducirlas”.
El Izotal esta localizado en una zona semiárida, no hay nada de césped, y la mayor parte son plantas nativas, alguna que otra africana.
Recomendó a los potosino conocer el lugar, y evitar sustraer plantas, ahí tienen algunas en venta, como en todos museos piden mucho respeto mucho, cuidado de no acercarse a las plantas porque siempre tienen espinas.
Las especies más buscadas por los visitantes son las cactáceas, como las biznagas grandes, que se distinguen por sus colores vibrantes como el amarillo y el rojo; así como las plantas endémicas como los sotoles, que cuentan con variedades de hoja ancha y delgada, ideales para un jardín de bajo mantenimiento.
Otra planta es la bursera fagaroides, un pequeño árbol que en la naturaleza no supera la altura de la rodilla, pero que, bien cuidado en un jardín, puede crecer hasta un metro, creando un efecto similar al de un bonsái gigante. El teposán blanco, que atrae a numerosas mariposas, también forma parte del catálogo de plantas recomendadas para aquellos interesados en embellecer sus jardines con flora nativa.
No se limita a las cactáceas, también cuenta con una amplia variedad de agaváceas y crasuláceas, plantas altamente apreciadas por su resistencia y por las texturas y colores que aportan al diseño paisajístico. Estas últimas, son perfectas para la construcción de techos verdes, ya que requieren poco suelo, son ligeras y necesitan poca agua.
Además, el jardín tiene entre sus planes la introducción de especies menos comunes como la aspirante cinnabarina, una orquídea nativa del altiplano que destaca por su belleza y su baja demanda de agua, una característica ideal para los climas áridos.
El Izotal está localizado en la parte sur del Parque Tangamanga Uno, frente al Parque Infantil Cri-Crí y al lado del Museo El Laberinto. Está abierto de martes a sábado, de 8 de la mañana a 4 de la tarde. La entrada es completamente gratuita.