El investigador chileno Cristian Andrés Fierro, Doctor en Ecología y Biología Evolutiva e investigador postdoctoral y co-investigador de proyectos Fondecyt vinculados al Departamento de Gestión Agraria de la Universidad de Santiago de Chile, realiza una estancia de investigación en el IPICYT, con el objetivo de investigar los organismos saproxílicos (dependientes de la madera muerta) en zonas áridas.
Indica que la madera muerta en los ecosistemas áridos de San Luis Potosí suele estar presente en cactáceas, yuccas y agaves, los cuales tienen un intensa participación en el ciclaje de nutrientes, polinización, ingeniería ecosistémica y la facilitación ecológica.
Andrés Fierro actualmente realiza su estancia en el CIIDZA y explica que contrario a su aspecto inerte, la madera muerta o en descomposición representa un recurso vital para el funcionamiento ecosistémico, ya que de su descomposición dependen una alta diversidad de invertebrados, bacterias y hongos saproxílicos que liberan nutrientes como Carbono, Nitrógeno y Potasio, responsables de incrementar la productividad ecosistémica.
Adicionalmente un amplio espectro de polinizadores, tales como dípteros y coleópteros se desarrollan durante su etapa larvaria en los sustratos descompuestos de cactáceas y yuccas, mientras que la dieta de varios vertebrados incluye o depende exclusivamente de estas larvas y adultos saproxílicos.
“Mi línea de investigación son los organismos que dependen de la madera muerta, más conocidos como organismos saproxílicos, los que comprenden virus, bacterias y hongos; líquenes, briófitas, pteridófitas; invertebrados y vertebrados, siendo los más biodiversos los hongos, dípteros y coleópteros, principalmente, en madera descompuesta asociada a árboles añosos o a bosques prístinos o poco perturbados”, agrega Andrés Fierro.
Considera que la participación de los saproxílicos es vital en el ciclaje de los nutrientes de la madera y en interacciones ecológicas interespecíficas, “por lo que se extrañaría que en los ecosistemas áridos como el potosino su participación en el funcionamiento ecosistémico sea similar e, inclusive superior al que tienen en bosques templados o tropicales. Es pertinente mencionar que en las zonas áridas las cactáceas, yuccas y agaves pueden llegar a ser las principales fuentes de madera muerta”, explica el Doctor en Ecología y Biología Evolutiva.
Refiere que en condiciones de aridez extrema (cita como ejemplo el Desierto de Atacama en Chile), las cactáceas muertas pueden mantener una alta humedad, la suficiente como para permitir el desarrollo y latencia por años de varios dípteros drosofílidos, sírfidos y estratómidos, que como adultos polinizarán el desierto cuando florezca.
Por último, el investigador chileno advierte que la pérdida, fragmentación y degradación antropogénica de los ecosistemas naturales producto de su explotación y reemplazo por tierras agrícolas, ganadera y plantaciones forestales industriales, amenazan la biodiversidad de organismos saproxílicos.
“Si queremos conservarlos debemos aprovechar este contexto de cambio climático para demostrar a las autoridades y ciudadanía los servicios ecosistémicos que prestan: incrementan la productividad ecosistémica, reducen el riesgo e intensidad de incendios, mejoran la polinización, nutren a otros organismos, muchos de ellos íconos de la conservación biológica como los pájaros carpinteros, etc. De lo contrario difícilmente serán considerados en el manejo forestal como algo más que agentes de daño de la madera”, concluye.