Cada viernes previo a la Semana Santa se lleva a cabo el Viernes de Dolores, tradición simbólica que se representa a través de altares en honor a la Virgen de Dolores, tradición que, pese a la pandemia, no pasó desapercibido en la Casa de la Cultura.
Antes de la pandemia, en el municipio se instalaban aproximadamente 100 altares públicos en diferentes domicilios, que ofrecían como reliquia agua de frutas a los ciudadanos que acuden a presenciarlos, además de paletas de hielo, nieve, manzanilla y pan.
No obstante por segundo año consecutivo esta tradición ha tenido que ser austera y sin visitantes, puesto que en la intimidad de los hogares se instalan pero no llegan los acostumbrados visitantes.
Y para no romper esa tradición, en el inmueble cultural, en la entrada principal se instaló un altar como lo marca la costumbre en honor a la Virgen de los Dolores, representado por el color blanco, que es la pureza de la Virgen el morado la penitencia.
Se colocaron naranjas y banderas de colores. Sobre las naranjas se insertaron pequeñas banderitas que ancestralmente significa que sobre el agrio y amargo sentimiento por la muerte de Cristo hay estandartes de gloria que anuncian su Resurrección. Mientras que el agua o nieve simbolizan las lágrimas de María. En el centro del altar, la imagen de la Virgen María en su advocación de Dolorosa, de la Piedad, de la Soledad, del Consuelo o de las Angustias.
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