Más del 80 de la población en San Luis Potosí, se siente insegura en calles, bancos, cajeros, centros comerciales, zonas de entretenimiento y camiones, según la reciente Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, ENSU, que diagnosticó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, cifras que son más que preocupantes, afirmó el presidente de la Comisión de Justicia del Congreso del Estado, Rubén Guajardo Barrera.
De acuerdo con los encuestados en el mes de diciembre del año pasado el 81.2 por ciento de los potosinos dijo tener una percepción social de inseguridad pública, lo que significa que sólo 2 de cada 10 potosinos se siente tranquilo caminando por la entidad.
Las estadísticas son alarmantes desde los últimos años porque no se ha conseguido aterrizar una política pública de seguridad que haga descender estos datos, pues en septiembre del año pasado, el 80.1 por ciento de los potosinos se sentía inseguro, ahora la estadística sigue en aumento.
"No es posible que vivamos con miedo, la inseguridad se siente en todos lados, ya no hay zona que se salve de este fenómeno, y lo que cuestionamos es qué hacen nuestras autoridades al respecto, están dejando sola a la ciudadanía e indefensa, las estrategias de trabajo para la defensa del Estado se han quedado en intenciones".
Los potosinos perciben inseguridad y temor, han visto crecer la tendencia delictiva, inclusive atestiguan conductas antisociales, muchos han tenido que cambiar sus rutinas por miedo a ser víctima de la criminalidad, así también están viendo nulo desempeño de la policía preventiva Municipal, Estatal, Federal, Guardia Nacional, Ejército y Marina; tampoco ven un correcto desempeño gubernamental.
"Esto deja al descubierto el porqué muchos potosinos han tenido que tomar acciones contra la criminalidad como organizaciones de autodefensa en los municipios, grupos de vecinos se unen contra la delincuencia, inclusive se han atrevido a aplicar la justicia por propia mano a través de linchamientos".
Insiste a las autoridades que dejen de encubrir actos delictivos para dedicarse a la impartición de justicia, así cómo enfocarse al abatimiento de la pobreza ya que está comprobado que muchos prefieren arrodillarse ante las células del narcotráfico debido a que consideran es una vida fácil.