Es necesario recoger la voluntad de muchos para cuidar la vida, promover la paz eficazmente, y asimismo renovar nuestro compromiso con instituciones como la familia, fomentando la vida y el respeto a todo ciudadano.
Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien nuevamente hizo un llamado urgente a seguir orando por la paz del mundo y por la paz de nuestras familias.
"Este mes de septiembre los sigo exhortando a orar por nuestra Patria, tomando conciencia de los valores y las tradiciones que hemos recibido, de manera que la próxima fiesta con el clásico grito de independencia, más que una fiesta sea un celebración de nuestra historia,
de nuestros valores y de nuestras tradiciones que nos han dado identidad; y tras esa celebración promovamos lo que nos ayude a un progreso verdadero, feliz y lleno de vida".
"En todo el mes de septiembre, oremos por el respeto y cuidado de la vida y del medio ambiente. También oremos por las víctimas de la violencia, por los desaparecidos y por sus familias".
"Les pido iniciar en este mes, una Jornada Diocesana de Oración por la Paz y de Testimonio Permanente de Paz, a través de gestos y acciones pastorales creativas que fomenten una cultura de paz en las familias, en las parroquias, en los movimientos y grupos pastorales, y en toda nuestra sociedad".
"Ahora, como personas, como familias, como creyentes y como personas de buena voluntad, no podemos sólo esperar los resultados de quienes guardan y
promueven el orden; por el contrario, cada uno debemos tener a Cristo, a Dios en nuestras vidas; cada uno debemos dejar la puerta abierta para la paz, que transforme, motive y renueve nuestra mente y nuestra voluntad. Lo más
importante es que cada uno tengamos la mente y la voluntad dispuesta para la verdadera paz".
Junto con mis hermanos obispos de México, les recuerdo que la base de una buena educación, de un buen ciudadano y de un buen creyente, está en las familias. Los padres de
familia son quienes tienen por derecho ese don de parte de Dios a tener sus hijos y sacarlos adelante.
Es necesario que prestemos atención al uso de las redes sociales, pues en algunas de ellas, muchos niños y adolescentes, que son los más vulnerables, aprenden de manera errónea sobre el valor de sí mismos, de la
vida, de la familia, de su ser ciudadano y de su ser social, ya que se difunden muchas veces mensajes que, más que ayudarles a actuar con libertad, los hacen esclavos y adictos a situaciones peligrosas y lamentables. Por todo ello, reitero que la más importante, la primera y principal educadora es la familia, de una manera directa
los papás. Por tanto invito a todos los papás a que renueven esa alegría cada día, en ocasiones con cansancios, con situaciones adversas, pero animados de saber que, como Iglesia, velamos para que las familias tengan todos los auxilios humanos y espirituales que requieren.
No nos cansemos de trabajar por la unidad. Hoy nuestro pueblo mexicano se encuentra lacerado por la violencia y por situaciones sanitarias o de falta de oportunidades; es muy urgente que velemos por la unidad para resolver estos problemas y proponer nuevas metas en donde las personas tenga siempre con su
dignidad, con su grandeza, el centro de todo el dinamismo social, y sean así costructores de paz.
Sigamos orando y trabajando por la paz, para que, en Cristo nuestra paz,
todos los mexicanos tengamos vida digna. Que ese sea nuestro anhelo y nuestro compromiso.