Villa de Reyes ha sido escenario de un hallazgo desgarrador que ha conmocionado a la comunidad. Edith Pérez Rodríguez, presidenta de la organización "Voz y Dignidad por los Nuestros", compartió en una reciente entrevista la angustiante realidad que enfrentan las familias en esta región. En octubre, se localizó una serie de fosas que contenían restos humanos fragmentados y calcinados, lo que ha generado un profundo impacto en la búsqueda de justicia y verdad.
La situación es alarmante. Según Pérez Rodríguez, el procesamiento de los restos ha sido un desafío monumental, ya que la mayoría son fragmentos que complican la identificación de las víctimas. "Hasta que el antropólogo no dé un número mínimo, no podemos saber realmente cuántas personas están involucradas. Pueden ser de dos a veinte, o incluso más," explicó con evidente preocupación por la incertidumbre que rodea a estas familias.
La presidenta de la organización destacó que las condiciones en Villa de Reyes son extremadamente difíciles. Las familias viven con miedo y desconfianza, y el silencio se ha convertido en un mecanismo de protección. "No se puede hablar, ni siquiera la prensa puede entrar en ciertas áreas por razones de seguridad," comentó. Este ambiente de temor ha perpetuado la impunidad, y muchas familias, al igual que Pérez Rodríguez, han tenido que recurrir a la Comisión de Búsqueda para obtener información sobre sus seres queridos desaparecidos.
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Las excavaciones en la zona de exterminio, especialmente en Laguna del Mante y Ciudad Valles, se han visto interrumpidas por las lluvias, lo que ha complicado aún más los esfuerzos de búsqueda. "Es vital recuperar lo que se encuentra en el campo, porque la erosión puede destruir cualquier vestigio que nos ayude a identificar a las víctimas," advirtió Pérez Rodríguez. La situación en San Luis Potosí no es aislada; es un reflejo de la crisis de desapariciones que afecta a todo el país.
Lo más inquietante son los métodos utilizados para deshacerse de los cuerpos. Según Pérez Rodríguez , algunos restos fueron tratados con ácido, lo que dificulta aún más la identificación. "Esto es devastador. Ni siquiera hemos terminado de levantar los restos en la superficie", lamentó. A pesar de las adversidades, la búsqueda sigue adelante, impulsada por la necesidad de dar respuestas a las familias que claman por justicia.
Pérez Rodríguez también mencionó la creciente intimidación que enfrentan las organizaciones de búsqueda. "Hemos sido acosados por grupos que intentan detener nuestra labor. La presión es constante, pero no podemos rendirnos," afirmó.