La Iglesia Católica como tal nunca va a estar a favor del aborto, pero lo que sí podría apoyar es que, en los casos de violación a menores de edad, “la medicina haga todo lo que tenga que hacer” para no se produzca un embarazo.
Manifestó lo anterior el vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, Juan Jesús Priego Rivera, luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) aprobara por mayoría de votos la interrupción legal del embarazo en hospitales públicos, a menores de 12 a 17 años que sufrieron abuso sexual, sin necesidad de la autorización de sus padres ni una denuncia penal ante el Ministerio Público.
Aunque reconoció que en sí el tema es muy polémico y complicado, insistió en que las siguientes horas después de la agresión pueden ser fundamentales, para que médicamente se haga lo necesario para evitar que la niña quede embarazada, porque después, el “deshacerse” del producto le puede ocasionar más traumas físicos, psicológicos y emocionales.
“Un aborto no es algo indiferente y crea traumas a las mujeres, entonces hay que evitárselos. Yo no creo que sea revictimizar el acudir al médico para una revisión y se intervenga para evitar un embarazo; el médico sabe lo que tiene que hacer, además de que, después de una agresión sexual seguramente habrá heridas físicas que se tienen que atender. (…) lo que yo quiero decir, es que no hay que dejar pasar el tiempo”, expresó.
Finalmente, consideró que este fallo de la SCJN de alguna forma deja solas a las niñas que son víctimas de violación, pues el no denunciar y no notificar a los padres de familia sobre esta situación, es como “solapar a los delincuentes”.
“Los padres tendrían derecho a saber qué está pasando con su hija. Independientemente de los debates que puedan surgir respecto al tema, el hecho de una agresión sexual es algo que no se debe tolerar en una sociedad. Se pone mucho el acento en el aborto, pero yo pongo acento en la agresión, ¿por qué podemos tolerar en nuestra sociedad que una joven tenga que sufrir una agresión sexual?”, añadió.