- “Todo va sobre alas de águila”, los problemas no nos pueden doblegar, afirmó Monseñor Cavazos Arizpe
“Hay quien tiene esperanza en cosas materiales, o en otros aspectos que sólo les dejan vacíos profundos en su vida, y a veces en lo que menos se tiene esperanza es en Dios, y hoy tenemos que hablar de esa esperanza, con esa entrega que todos hacemos, con nuestra oración diaria, con nuestro trabajo cotidiano, con el cansancio que viene de tanto esfuerzo, que es lo que admiro y respeto de mi amada grey católica potosina que tanto amo, pues ya me enamoré de ella en sólo unos meses que he visto su caminar, su peregrinar en la fe y en el amor”.
“Claro está que hay complicaciones, hay temas a los que hay que entrarle y problemas que hay que enfrentar, pero con la fortaleza, la bendición y la gracia de Dios a través de nuestra oración diaria, constante, perseverante y ferviente, todo tiene una solución para bien. “Todo va sobre alas de águila”, bíblicamente también así se expresa la fortaleza y la fuerza de Dios, para no dejarnos doblegar por los problemas de cualquier índole.
Así lo señaló el Arzobispo de San Luis Potosí, Monseñor Jorge Alberto Cavazos Arizpe, quien pidió de favor: “Ténganme un poco de paciencia para resolver pendientes y poder atenderlos, pues el trabajo “se me ha tupido”, pero por lo pronto los invito a unirnos como hermanos que nos amamos y nos respetamos, los exhorto a estar unidos como Iglesia fundada por Cristo bendito, y a esforzarnos por consolidar los nuevos proyectos de evangelización, ya que hoy le tenemos que dar al mundo esa ternura de Dios que se traduce en caridad, en alegría, en oración y compromiso, también en cansancio, ¿por qué no decirlo?, pero también hay que darnos ánimo y esperanza unos a otros, todos debemos estar unidos en el amor y no generar divisiones ni malos entendidos, ya no estamos para eso, debemos amarnos y comprendernos unos a otros y trabajar de la mano para el bienestar y progreso de nuestra sociedad”.
El jerarca católico agradeció las finas atenciones, detalles, muestras de afecto, cariño, respeto y profunda admiración que le hicieron llegar con motivo de su trigésimo cuarto aniversario de Ordenación Sacerdotal, con las siguientes palabras:
“Mi vocación surgió cuando conocí al Papa San Juan Pablo II en el año 1979, cuando visitó la Arquidiócesis de Monterrey, mi tierra natal, y a él le tengo mucha devoción, porque precisamente a 10 años de su visita, fui Ordenado Sacerdote, pues me hizo un llamado para transformar mi vida en felicidad entregándosela plenamente a Dios. Y es que en mi vida personal y sacerdotal he experimentado frases y raciones de él, que me han hecho encontrarme con Cristo y amarlo con todo el corazón, por eso no tengo con qué pagarle al Señor todo el bien que me ha hecho”. “Agradezco sinceramente y de todo corazón a todos los fieles su oración por mí, su apoyo moral y espiritual que es lo que más vale realmente, porque es incondicional y sincero”.