Desde hace ya varias décadas se ha presentado la resistencia a los antibióticos, producto principalmente del uso indiscriminado de medicamentos en la población y porque las dosis que se emplean no son establecidas por un especialista médico, indicó Marco Aurelio Gamba, Director de Salud Pública de la Secretaría de Salud.
Recientemente se dio a conocer información concerniente a la aparición de hongos patógenos resistentes a medicamentos, los cuales suponen una seria amenaza para el control de las enfermedades. Es decir, la salud humana y de los animales están en riesgo, así también lo están los cultivos.
Se trata de hongos naturales que han logrado resistencia a una amplia clase de productos químicos, por lo que agregó que esto se puede denominar como un mal uso de estos medicamentos, lo que genera que las sustancias activas que tenemos en estos momentos ya no son suficientes para eliminar enfermedades u hongos.
El Director de Salud Pública de los Servicios Estatales de Salud, apunta que esto también ha creado una resistencia de medicamentos contra los hongos (antifúngicos), en este tipo de medicamentos que sólo se ocupaban para un tratamiento tópico, es decir de aplicación en la piel, por ejemplo los más comunes como clotrimazol, miconazol o econazol.
Posterior a varias décadas, algunos de ellos alcanzaron mayor transcendencia por la posibilidad de usarlos inyectados o tomados, por lo cual tomaron una vital importancia en el tratamiento de enfermedades mortales hasta ese momento.
El comportamiento de pacientes en hospitales hace sospechar la resistencia primaria o secundaria a los antifúngicos, principalmente en quienes reciben estos medicamentos como profilaxis (preventivos) en casos de trasplantes, sida, enfermedades autoinmunes y tratamientos repetidos por micosis recidivantes.
Dio a conocer que los motivos por los que se han generado resistencias a los tratamientos para hongos son principalmente por venta libre sin receta, uso de dosis inadecuadas, no completar esquemas de tratamiento, y automedicarse en forma indiscriminada.
La resistencia de estos antifúngicos ha traído que ahora las instituciones de salud lleven a cabo la elaboración de guías y protocolos para el uso de este tipo de medicamentos al igual como ha pasado con los antibióticos.
Recomendó un uso racional y recomendado por un profesional de antifúngicos y antibióticos; además de no usar lo que se tiene en casa para atender cuadros clínicos que necesitan ser determinado por un médico.