En El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE cuenta con pruebas rápidas de hepatitis C, mismas que se aplican principalmente a personas con algún factor de riesgo, como es el hecho de tener múltiples parejas sexuales, prácticas de sexo sin protección, con algún método de barrera, o que recibieron transfusiones sanguíneas antes de 1992, cuando la detección de este tipo de virus en la donación de sangre no se encontraba estandarizada.
De acuerdo con datos del Programa Nacional de la Eliminación de la hepatitis C de CENSIDA, en México, entre 400 mil y 600 mil personas viven con esta enfermedad y muchos ignoran que la padecen, de ahí la importancia de la detección oportuna de esta variante viral que es fundamental para aumentar las posibilidades de curación.
En el Issste están haciendo mayor promoción de la salud reproductiva y prevención de enfermedades de transmisión sexual, mediante medidas de autoprotección como el uso de preservativo o condón, tanto masculino como femenino que, utilizados adecuadamente, pueden evitar el contagio de hepatitis C.
En cuanto a la medidas preventivas de la transmisión por vía sanguínea, además de contar con protocolos de detección del virus en el análisis de la sangre donada, se capacita continuamente al personal médico y de enfermería sobre las precauciones y cuidados que deben tener en la manipulación de artículos punzocortantes, jeringas, uso de sangre y derivados hematológicos, así como en la aplicación de métodos para la adecuada eliminación de todos los materiales que hayan tenido contacto con estos fluidos.
En el esquema de vacunación universal está incluida la vacuna contra hepatitis B, se aplica desde el nacimiento y los primeros meses de vida, para lo cual recomendó a madres y padres estar atentos para proteger a sus hijos e hijas de esta enfermedad y sus complicaciones a largo plazo, además de acudir a los servicios de medicina preventiva de las unidades médicas para que reciban este beneficio.
Entre los síntomas de esta enfermedad cabe destacar que muchos de ellos no son problemas específicos, sino sospechosos, pero cuando un paciente presente fiebre, dolor de cabeza, diarrea, coloración de piel y ojos amarillentos, es importante no automedicarse y solicitar atención para su valoración; ante sospecha de infección por virus A, B o C, hay que establecer pruebas de diagnóstico y prescribir tratamiento individualizado.
En cuanto a los tratamientos específicos para hepatitis B que dependiendo de cada caso, pueden durar desde una semana hasta dos años o más. La hepatitis tipo C es curable si se detecta a tiempo, y el instituto dispone de nuevas terapias antivirales de acción directa que pueden ser de ocho y 12 semanas, con tasa superior a 90 por ciento de respuesta favorable.
La hepatitis tiene impacto en la salud pública global, sobre todo las víricas tipo B y C; aun cuando son prevenibles, en el mundo afectan a 323 millones de personas y causan la muerte de 1.1 millones cada año.