Se han identificado a nivel nacional 11.4 millones de hectáreas de humedales en México al 2020, de éstos, el 44 por ciento son costeros y el 56 por ciento son continentales es decir de agua dulce, los cuales incluyen lagos y lagunas naturales, así como represas y vasos reguladores. De esos, San Luis Potosí tiene algunos ejemplares en varios puntos del territorio potosino.
La Comisión Nacional del Agua, (Conagua), con el apoyo de otras instituciones, elaboró el Inventario Nacional de Humedales (INH), donde contabilizó 6 mil 331 humedales, de los cuales, por su importancia y sus características, 142 están considerados dentro de la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional.
Leonardo Chapa Vargas, investigador y coordinador académico de la División de Ciencias Ambientales (DCA) del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica, (IPICYT), explica que se trata de ecosistemas en los que el agua es el factor principal que controla su funcionamiento y son muy importantes porque albergan valores elevados de diversidad y por lo tanto nos proveen de agua y alimento. Además, ayudan a controlar el clima a nivel global, porque tienen agua que se evapora y luego se deposita en otras partes a manera de precipitación.
También han tenido repercusiones en todas las culturas de la humanidad, los asentamientos humanos siempre han estado ligados a los humedales a lo largo de toda la historia. “Actualmente, por ejemplo, nos dan oportunidades recreativas y además sostienen una parte importante de la diversidad”.
Es tal su importancia para el equilibrio ecológico que se debe de estar consciente de lo qué son los humedales, ya que se tienen que cuidar, “tenemos que mantenerlos con buenos niveles de agua, digamos saludables, tratar de controlar especies que no son de la región, que luego son invasoras así como evitar que se contaminen o controlar su contaminación de alguna manera; y al final los debemos cuidar porque también nos dan oportunidades recreativas que nos permiten disminuir el estrés y convivir con las familias”.
Hay algunos que son costeros, por ejemplo, los arrecifes de coral o los manglares. Otros son intercontinentales, como las lagunas, los lagos, los manantiales, las presas, los bordos de contención de agua, entre otros.
En San Luis Potosí, apunta este investigador del IPICYT, hay humedales en todo el Estado, como básicamente en todo el mundo. “Entonces por todas las regiones del estado hay humedales, pero son distintos. Por ejemplo, en la región altiplano, que es un ambiente semiárido a comparación de los ambientes húmedos que hay en la huasteca, vienen de los acuíferos profundos o someros, pero también hay agua en algunos cuerpos de agua pequeños, muchas veces se construyen bordos en las comunidades para que cuando llueva se mantenga ahí y se acerquen los animales, el ganado y la fauna silvestre”.
Otro ejemplo de humedales en San Luis se ubica en la zona media, en los alrededores del municipio de Ríoverde hay un buen número de manantiales que tienen vegetación muy asociada a esos lugares, y alguna de esa vegetación es verdaderamente extraordinaria, en un espacio en esta región, están algunos de los árboles más viejos del país, de alrededor de 2 mil años, además todos esos lugares tienen fauna asociada que es distinta de un lugar a otro.
“Aquí en el altiplano, hay algunos manantiales que son sitios sagrados del pueblo huichol, son manantiales pequeños, pero hacen que el paisaje, la vegetación y la fauna en ese sitio sea distinta a lo que hay alrededor y de alguna manera esa agua influye sobre el funcionamiento de todo el ecosistema de la zona que está a su alrededor”.
En la zona Huasteca están los humedales de Tamasopo y el de Tanchachín, los cuales son reconocidos por parte de la Convención de Ramsar, instancia internacional que procura la conservación y el uso racional de los humedales, pero hay otros que tienen una amplia importancia que podrían también ser registrados por ese organismo internacional.
Una alerta que expone es que este tipo de naturaleza puede verse afectada por una disminución de las lluvias por ejemplo, pero además de eso, las actividades humanas también influyen, por ejemplo, en la zona de Ríoverde.
“Anteriormente, hace varias décadas había en ese lugar un humedal grandísimo que recibía toda el agua de los manantiales, pero tras canalizar sus aguas para darles un uso agrícola, se redujo de manera considerable”.
Pero al final, considera tampoco se puede dejar de hacer actividades agropecuarias “necesitamos producir alimento, necesitamos proveer a la gente de agua y de todos los servicios que los humedales nos dan, solamente que necesitamos buscar la manera de tener un manejo sustentable de esos recursos, que nos permita garantizar la permanencia de estos sistemas a largo plazo para el beneficio de las generaciones futuras”.