Las noticias históricas de este municipio se remontan a la época en que Cortés conquistó la Huasteca, en 1522. Según refiere Meade en su obra «El Valle de Oxitipa”, la zona del actual Aquismón fue encomienda de Cortés, lo que prueba la importancia que tenía y sin duda se la adjudicó a raíz de la guerra y a su entrada a Tamuín y Oxitipa por el año de 1524, fecha en que posiblemente hicieron alguna fundación en Valles.
La región de Oxitipa estaba a ocho leguas de Valles, fue cabecera y había un señor cacique, puesto por Moctezuma; esa encomienda la perdió Hernán Cortés en octubre de 1525, en que le fue asignada a Gonzalo de Ocampo, después a Pedro de Guzmán y por fin a Francisco Barrón. Se sabe que el pueblo que ahora llamamos Aquismón, en la época antigua se le llamó “San Miguel de Tam-aquichmom” y era una misión de la Custodia Franciscana de San Salvador de Tampico.
Por esa razón, se ubicó aquí la iglesia a San Miguel Arcángel, ícono religioso e histórico de Aquismón y particularmente de su cabecera municipal, donde se le venera cada 29 de septiembre. Sin embargo, esta celebración del patrono del pueblo es algo deslucida si se le compara con la dedicada a Santiago Apóstol y a Santa Ana, los días 25 y 26 de julio (respectivamente), fecha de su fiesta tradicional.
Ello se debe -de acuerdo con historiadores potosinos contemporáneos como Homero Adame- a que San Miguel fue impuesto por los frailes, pero los nativos prefirieron venerar a la virgen Santa Ana, porque la veían como una representación de la madre tierra y de algún modo se le da el sincretismo como Tlazoltéotl, su diosa equivalente. De hecho, la etnia huasteca siempre ha estado muy en comunión con sus orígenes ancestrales.
En cuanto al culto a Santiago, uno de sus orígenes se basa en una leyenda: Los tének notaban que los primeros españoles -montados a caballo- llevaban un estandarte con su imagen, entonces dedujeron que si los colonizadores lo traían consigo era porque se trataba de la deidad más poderosa. Pero San Miguel era muy celoso y ordenó que a sus rivales los mandaran a otras partes; fue así como Santa Ana fue adoptada en Tanlajás, y Santiago se trasladó a “Santa Bárbara”.
En el caso de Aquismón, es relevante también la celebración religiosa que en honor de San Miguel se hace en Tamapatz, donde es el santo patrono, y su iglesia está erigida en su honor. Según expone en su libro “Misiones de la Huasteca Potosina” la historiadora María Luisa Herrera Casasús, desde su fundación y hasta 1740 era visita de Aquismón, pero a partir de entonces pasó a ser misión con ministro.
El custodio Fray Jacobo de Castro reportó en 1748 que la iglesia se había incendiado. Por ese entonces según esos escritos, Tamapatz –que en tenek significa “Lugar de palmas”- estaba compuesto por 191 familias de indios huastecos, quienes se dedicaban a la siembra de maíz, frijol, algodón, y caña, de la que producían piloncillo. Sin embargo, en los siguientes años, mientras iban bajando la sierra para cultivar maíz, algunos se fueron definitivamente hasta lo que era Aquismón.
Fray Luis Zuleta, misionero de Tamapatz, informaba a su custodio Fray Ignacio Saldaña en 1762, que en el proceso de adoctrinamiento sufrió algunas hostilidades, como el incendio del convento e iglesia, del cual pudo escapar sin darse por vencido en el proceso de evangelización.
En esa tarea –detalla- habría encontrado indicios de alguna deidad antigua, de la que se deshizo, y cuando estrenó la iglesia colocó una efigie dorada de San Miguel.
Ante tantos desastres, es de explicarse por qué el templo católico de Tamapatz no tiene archivos del periodo colonial, y los libros eclesiásticos se inician hasta el 15 de junio de 1967, cuando la iglesia fue constituida como parroquia. Al paso de los años, la celebración a San Miguel arcángel cada 29 de septiembre ha ido en aumento, y la localidad se convierte en sede de diversas manifestaciones religiosas, culturales y artísticas que enmarcan la conmemoración.
El actual Párroco de este hermoso Templo es el Pbro. Óscar Alejandro Hernández Zavala, Misionero Josefino.
Este Templo forma parte de la Diócesis de Ciudad Valles, SLP. Y está bajo la autoridad eclesiástica del señor Obispo Roberto Jenny García