Habitantes de Las Terceras se ven amenazados por proyecto Kansas City

¿Por dónde vamos a pasar? Es una de las preguntas que se hacen habitantes de Las Terceras, quienes además ven amenazada su integridad física así como el acceso a servicios básicos con el proyecto de ampliación de la empresa Kansas City en la zona norte de la Capital potosina.

Blanca Estela Méndez vive frente a las vías del ferrocarril junto con su hija María Elena, la menor nació con hipoacusia bilateral, y aunque solía utilizar aparatos auditivos, desde hace tres años se niega a colocárselos debido a que cuando los utiliza, le molesta demasiado el ruido que genera el paso del ferrocarril, que llega a circular hasta cada 10 minutos haciendo sonar el claxon; al no utilizar los aparatos, ha ido perdiendo la poca audición que tenía.

A unos metros de ellas vive el señor Marcelino Andrade con su esposa Francisca Ramírez y su hijo; doña Francisca requiere de oxígeno cada ocho días, además recibe constantes visitas médicas debido a su estado de salud. Don Marcelino se dice preocupado de qué va a suceder si se amplían las vías del ferrocarril e incrementa el paso de los trenes, “¿por dónde podría entrar (la camioneta con el tanque de oxígeno)? porque aquí van a tapar, no tendríamos espacio para poderla sacar; si con una vía ya nos ‘anda’, ahora con dos va a ser más peligroso”.

Y es que al parecer la empresa pretende colocar un muro para resguardar 15 metros del centro de las vías hacia cada costado, además de colocar una segunda vía que correría por el costado izquierdo en el tramo de Cruz Colorada hacia el Río Santiago, y por el lado derecho de Cruz Colorada hacia Peñasco; actualmente los costados de las vías son utilizados como vialidad, pero con el muro, hay tramos en los que las viviendas quedarían a un metro o menos de la barda, lo que dejaría a sus habitantes con escaso espacio para ingresar a pie, e imposibilitaría el acceso en vehículos.

Don Marcelino señala que hay ocasiones en que el tren se queda estacionado hasta una hora en la zona y obstaculiza los cruceros de las calles Camposanto –que es el más transitado-, Cruz Colorada y Peñasco, y si aumenta el tránsito de máquinas significará más tiempo de obstrucción a los vehículos, además de que al colocar el muro ya no podrían ingresar servicios como el gas, la recolección de basura o el oxígeno que requiere su esposa.

Mencionó que inclusive habría un problema con servicios públicos como el agua y drenaje, pues las tuberías quedarían dentro del cercado de Kansas, lo mismo que algunos postes de energía eléctrica y telefonía.

El problema de tráfico que generan actualmente las máquinas cuando se quedan estacionadas sobre los cruceros, se incrementa en tiempos de lluvias, sobre todo cuando se cierra la circulación vehicular en el Río Santiago, pues la calle Camposanto se convierte en el único acceso a colonias de la zona norte; inclusive narran que hay quienes se quedan varados hasta tres horas en ese tramo, y ese tiempo se duplicaría al circular más trenes.

Otros vecinos denuncian la aparición de cuarteaduras en sus viviendas debido a las vibraciones que provocan las máquinas, mismas que se incrementarían con una segunda vía más cercana a las casas y con el paso más frecuente de los trenes. Al tratarse de una zona marginada de la ciudad, sus habitantes carecen de recursos para rehabilitar las viviendas cada vez que éstas se dañan.

También narraron problemas para los estudiantes, pues cuando pasa el tren se tienen que esperar para poder cruzar hacia los kínderes, primarias y preparatoria, esto provoca que en ocasiones lleguen tarde a clases y ya no les permitan el ingreso a los planteles, es por ello que cuando el tren está estacionado, hay quienes en su desesperación se cruzan sobre las máquinas con el riesgo de que ésta se ponga en marcha, o pasan por debajo de los vagones arriesgándose a ser atropellados.

A decir de la señora Rosa Torres, varias personas han sido empujadas o atropelladas por el tren a unos metros del cruce de Camposanto, inclusive varios animalitos han sido aplastados por los vagones, “a mi hermana de chiquita la aventó el tren, pasó ocho meses hospitalizada, de milagro se salvó; pero ellos dicen que nosotros estamos en peligro que nos metan presas porque nos atravesamos”.

Uno de los riesgos más grandes que advierten los colonos, es en torno a un descarrilamiento, pues hace poco una máquina se salió de las vías adelante del crucero de Peñasco, afortunadamente ese tramo es más amplio y no pasó a mayores, pero destacan que si la segunda vía queda a cuatro metros de las viviendas, el tren caería sobre ellas con la posibilidad de una tragedia, “no voy a negociar o que me den un dinero por poner la vía, cuando yo voy a tener peligro para toda la vida”.