/ viernes 24 de junio de 2022

Destruirían la Huasteca Potosina si extraen agua para la zona metropolitana de Monterrey alertan expertos

La economía de los campesinos de la zona, la biodiversidad regional ocasionará mayor fragilidad frente a los efectos del cambio climático

Extraer agua de la Huasteca potosina para llevarla a Monterrey, significaría graves daños al ambiente, la economía de los campesinos de la zona, la biodiversidad regional y ocasionaría mayor fragilidad frente a los efectos del cambio climático, por lo que resulta inviable el proyecto Monterrey VI, advirtieron investigadores.

A través del proyecto “Los trasvases como dispositivos de desigualdad e inseguridad hídrica. Prácticas colectivas para la Justicia Hídrica”, investigadores de cuatro universidades y dos centros de investigación, analizaron cuatro ejemplos de trasvases en México en los estados de San Luis Potosí, Veracruz, Nuevo León, Querétaro, Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México.

El estudio se realizó en colaboración con diversas organizaciones sociales de las regiones de estudio, como son las Asociaciones de Usuarios de Riego en Ébano y Tamuín, la Alianza Hidalguense Ambiental, Comunidades Unidas de Zimapán, los Guardianes de la Sierra de San Miguelito, y los colectivos El Humedal y Bajo Tierra, así como otras semejantes.

Al respecto, Francisco Javier Peña de Paz, coordinador del proyecto e investigador del Programa Agua y Sociedad de El Colegio de San Luis (Colsan), indicó que los trasvases, como movilización de volúmenes crecientes del líquido de una cuenca a otra, representan una intervención de gran escala en el ciclo socio-natural del agua con implicaciones ambientales, económicas, sociales (como pérdida de medios de vida local en la zona de extracción y crecimiento en la migración), y culturales (expropiación de territorios ancestrales, desarticulación de comunidades) que en su conjunto pueden caracterizarse por relaciones de injusticia hídrica, que son procesos de acaparamiento de la mejor agua en pocas manos y la exclusión creciente.

Refirió que “abunda evidencia de que muchas de las problemáticas locales por el agua, como escasez, disputas violentas por el acceso, consumo humano de aguas de mala calidad, daños a la salud en particular infantil, subsidencia por extracción de aguas subterráneas, aparecen o se agravan después de experimentarse en la región una obra de trasvase que desplaza y despoja a un conjunto creciente de damnificados ambientales”.

En el caso específico del proyecto Monterrey VI, busca llevar agua desde los límites de los estados de San Luis Potosí y Veracruz, en un sitio conocido como Las Adjuntas, hasta las cercanías de Monterrey mediante un acueducto de 372 km. Esto luego de que durante el sexenio de Felipe Calderón, Servicios de Agua y drenaje de Monterrey obtuvo una asignación de 15 mil litros por segundo por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) aunque en la primera etapa se propuso llevar de inmediato los primeros 5 metros cúbicos de ese total.

Peña de Paz explicó que los 5 metros por segundo que pretendían llevarse de inicio, equivalen a cinco veces el agua que la presa El Realito debiera suministrar a San Luis Potosí, correspondiente a la extracción de cinco tinacos por segundo de agua de los ríos; además alertó que se trata de agua que sería extraída de forma permanente y no de manera cíclica, como se hace para el riego de cultivos en la zona.

Esto significa que si bien en meses lluviosos como junio y julio puede haber un excedente de agua en los ríos de la Huasteca, con una extracción permanente para abastecer a Monterrey, los cuerpos de agua prácticamente desaparecerían en los meses de estiaje, “cuando se empieza a bombear a una ciudad es día y noche”.

Es por ello que extraer esa agua desde la Huasteca, significará graves daños al ambiente, la economía de los campesinos de la zona, la biodiversidad regional y ocasionará mayor fragilidad frente a los efectos del cambio climático.

Los investigadores indicaron también que los promotores de la obra, como el gobernador de Nuevo León, “no buscan garantizar el derecho humano al agua de la población. Quieren disponer de volúmenes adicionales de agua para la especulación inmobiliaria y el subsidio a los corporativos que registran grandes consumos de agua. En las semanas recientes la prensa ha documentado el uso de volúmenes altos de agua para regar campos de golf, embotellar bebidas azucaradas y exportar agua virtual en diversos productos industriales desde Monterrey”.

Por el conocimiento que tienen sobre la gravedad de los efectos ambientales y sociales que ocasionan los trasvases de agua, el equipo de investigación del PRONAII-CONACYT, alertó sobre la inviabilidad de llevar agua de la cuenca del Río Pánuco a la Zona Metropolitana de la Ciudad de Monterrey en Nuevo León, mediante el trasvase conocido como Monterrey VI.

Peña de Paz agregó que si bien este proyecto se ha detenido debido a la negativa del Presidente de la República, lo ideal sería que la Conagua cancele la asignación de agua a Monterrey para frenar de manera definitiva la intención de hacer el trasvase.

Extraer agua de la Huasteca potosina para llevarla a Monterrey, significaría graves daños al ambiente, la economía de los campesinos de la zona, la biodiversidad regional y ocasionaría mayor fragilidad frente a los efectos del cambio climático, por lo que resulta inviable el proyecto Monterrey VI, advirtieron investigadores.

A través del proyecto “Los trasvases como dispositivos de desigualdad e inseguridad hídrica. Prácticas colectivas para la Justicia Hídrica”, investigadores de cuatro universidades y dos centros de investigación, analizaron cuatro ejemplos de trasvases en México en los estados de San Luis Potosí, Veracruz, Nuevo León, Querétaro, Hidalgo, Estado de México y Ciudad de México.

El estudio se realizó en colaboración con diversas organizaciones sociales de las regiones de estudio, como son las Asociaciones de Usuarios de Riego en Ébano y Tamuín, la Alianza Hidalguense Ambiental, Comunidades Unidas de Zimapán, los Guardianes de la Sierra de San Miguelito, y los colectivos El Humedal y Bajo Tierra, así como otras semejantes.

Al respecto, Francisco Javier Peña de Paz, coordinador del proyecto e investigador del Programa Agua y Sociedad de El Colegio de San Luis (Colsan), indicó que los trasvases, como movilización de volúmenes crecientes del líquido de una cuenca a otra, representan una intervención de gran escala en el ciclo socio-natural del agua con implicaciones ambientales, económicas, sociales (como pérdida de medios de vida local en la zona de extracción y crecimiento en la migración), y culturales (expropiación de territorios ancestrales, desarticulación de comunidades) que en su conjunto pueden caracterizarse por relaciones de injusticia hídrica, que son procesos de acaparamiento de la mejor agua en pocas manos y la exclusión creciente.

Refirió que “abunda evidencia de que muchas de las problemáticas locales por el agua, como escasez, disputas violentas por el acceso, consumo humano de aguas de mala calidad, daños a la salud en particular infantil, subsidencia por extracción de aguas subterráneas, aparecen o se agravan después de experimentarse en la región una obra de trasvase que desplaza y despoja a un conjunto creciente de damnificados ambientales”.

En el caso específico del proyecto Monterrey VI, busca llevar agua desde los límites de los estados de San Luis Potosí y Veracruz, en un sitio conocido como Las Adjuntas, hasta las cercanías de Monterrey mediante un acueducto de 372 km. Esto luego de que durante el sexenio de Felipe Calderón, Servicios de Agua y drenaje de Monterrey obtuvo una asignación de 15 mil litros por segundo por parte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) aunque en la primera etapa se propuso llevar de inmediato los primeros 5 metros cúbicos de ese total.

Peña de Paz explicó que los 5 metros por segundo que pretendían llevarse de inicio, equivalen a cinco veces el agua que la presa El Realito debiera suministrar a San Luis Potosí, correspondiente a la extracción de cinco tinacos por segundo de agua de los ríos; además alertó que se trata de agua que sería extraída de forma permanente y no de manera cíclica, como se hace para el riego de cultivos en la zona.

Esto significa que si bien en meses lluviosos como junio y julio puede haber un excedente de agua en los ríos de la Huasteca, con una extracción permanente para abastecer a Monterrey, los cuerpos de agua prácticamente desaparecerían en los meses de estiaje, “cuando se empieza a bombear a una ciudad es día y noche”.

Es por ello que extraer esa agua desde la Huasteca, significará graves daños al ambiente, la economía de los campesinos de la zona, la biodiversidad regional y ocasionará mayor fragilidad frente a los efectos del cambio climático.

Los investigadores indicaron también que los promotores de la obra, como el gobernador de Nuevo León, “no buscan garantizar el derecho humano al agua de la población. Quieren disponer de volúmenes adicionales de agua para la especulación inmobiliaria y el subsidio a los corporativos que registran grandes consumos de agua. En las semanas recientes la prensa ha documentado el uso de volúmenes altos de agua para regar campos de golf, embotellar bebidas azucaradas y exportar agua virtual en diversos productos industriales desde Monterrey”.

Por el conocimiento que tienen sobre la gravedad de los efectos ambientales y sociales que ocasionan los trasvases de agua, el equipo de investigación del PRONAII-CONACYT, alertó sobre la inviabilidad de llevar agua de la cuenca del Río Pánuco a la Zona Metropolitana de la Ciudad de Monterrey en Nuevo León, mediante el trasvase conocido como Monterrey VI.

Peña de Paz agregó que si bien este proyecto se ha detenido debido a la negativa del Presidente de la República, lo ideal sería que la Conagua cancele la asignación de agua a Monterrey para frenar de manera definitiva la intención de hacer el trasvase.

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