Aunque los locales abandonados presentan las pintas más severas, también comercios en activo son blanco del grafiti en la avenida Venustiano Carranza.

En un recorrido por la emblemática avenida, se pudo observar que desde la Glorieta Francisco González Bocanegra, hasta el monumento a las Tres Virtudes, hay pintas de diferentes dimensiones en los establecimientos y fincas; las marcas del aerosol comienzan en el local de una paletería ubicada frente al Hospital Central, y quizá por tratarse de negocios activos la mayor parte del día, hay un tramo a salvo de las pintas hasta llegar a la esquina de Rubén Darío, donde una tienda de electrónica presenta pintas.

Inmuebles abandonados, como el que albergaba un restaurante denominado La Recova, una finca frente a la calle Vista Hermosa, el que albergaba el antro Brix, o un restaurante en la calle Emilio Carranza, son los que presentan mayor daño con grafiti en las paredes, así como un local en el número 870, que a pesar de ser de vidrio, no se salvó de ser pintarrajeado.

Pero las llamadas “placas” no se limitan a las paredes a nivel de piso, también hay casos como los muros del edificio del INEGI, que en ambos costados tienen pintas, o el edificio San Carlos, que por un costado tiene el mural de la artista Janin Garcín y en el otro, pintas de los vándalos; también llama la atención que dentro de la propiedad que alberga las oficinas de la Secretaría de Ecología y Gestión Ambiental (Segam) hay pintas que no han sido borradas desde hace tiempo.

Las pintas se han hecho tanto en paredes de concreto como sobre mosaico y cantera, esta última la que representa mayor dificultad para limpiar el vandalismo, ya que requiere de pulido que puede dañar las piezas; además, el grafiti no sólo se ha hecho sobre edificios o locales, también en mobiliario urbano e incluso sobre un contender de Cáritas colocado afuera de la iglesia de Tequis.