- Dejemos odios, venganzas, rencores, vicios y todo aquello que nos aparta de Dios en esta Cuaresma: Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero
Bajo la frase evangélica: “Polvo eres y al polvo has de volver” y arrepiéntete y cree en el Evangelio, en la arquitectónica y hermosa Catedral metropolitana potosina, el Arzobispo de San Luis Potosí, Mons. Jesús Carlos Cabrero Romero, presidió el acto penitencial de la Bendición e Imposición de la Ceniza, acompañado del H. Cabildo Catedralicio, siendo los Canónigos los primeros en recibirla.
En solemne concelebración Eucarística, el jerarca católico exhortó a los fieles a vivir esta Cuaresma con un corazón renovado, apartado del odio, del rencor, de la venganza, la división, el resentimiento y de todo tipo de vicios, malos hábitos y pecados que nos alejan de Dios y que lo único que nos generan son grandes y profundos vacíos, soledad y amargura.
“Sólo Jesucristo puede quitarnos esos profundos vacíos que nos deja el pecado, únicamente Él, puede darnos su paz, su amor, su fortaleza y consuelo y concedernos su perdón porque su misericordia es infinita.
El señor Arzobispo insistió en que debemos dejar odios, venganzas, rencores, vicios y todo aquello que nos aparta de Dios en esta Cuaresma, de tal forma que vivamos una Cuaresma diferente, por lo que exhortó a que cada día nos propongamos a hacer un acto de amor, de fe, de auténtica caridad, que le dé verdadera esperanza a nuestros hermanos, sobre todo a los más pobres, que más requieren de nuestro apoyo y caridad.
“Hay quienes necesitan de nosotros, no sólo en el aspecto económico, sino muchas veces requieren nuestro apoyo espiritual o moral, y esta Cuaresma es un tiempo, muy apropiado para ejercer la caridad”. “Si así lo hacemos, tengan por seguro que Jesús no los dejará sin recompensa”, afirmó el jerarca católico.
Fue así como con evidente y desbordante fervor se vivió el Miércoles de Ceniza, acto penitencial con el que inicia el Tiempo Litúrgico de la Cuaresma. Cabe señalar que en todos los templos, parroquias, cuasiparroquias, santuarios, rectorías, ermitas y capillas de la ciudad se llevó a cabo la bendición e imposición de la ceniza, para lo cual los fieles laicos católicos hicieron largas filas para recibirla con un corazón renovado en la fe y apegado a Dios.
La Ceniza se comenzó a imponer después de la primera Misa que se celebró en cada uno de los recintos sagrados, no sin antes hacer la bendición de la ceniza, recordando a los fieles la frase evangélica que dicta: “Polvo eres y al polvo has de volver” y “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.
La ceniza, --como cada año consecutivo se impone a los fieles—es el resultado de objetos religiosos benditos que se han quemado, como por ejemplo, misales mensuales y anuales, hojitas de la Misa, y sobre todo de las palmas o ramas benditas del Domingo de Ramos del año anterior.