Al ex gobernador potosino Blas Escontría y Bustamante le cortaron la cabeza; al menos eso le sucedió a su busto colocado a un costado del olvidado jardín que lleva su nombre, junto a la plaza de El Mariachi, en el Centro Histórico.
Comerciantes que comercializan alimentos desde temprana hora, aseguran que ese acto vandálico ocurrió hace días, y que ignoran si la cabeza de la imagen del político potosino apareció arrojada en los alrededores o se la llevaron; en la dirección de Servicios Municipales se asegura que existe una denuncia ante la Fiscalía General del Estado.
A Blas Escontría, quien fue también alcalde capitalino, no le habría gustado ver que un jardín con su nombre luciera tan desatendido y menos con su busto en mármol “decapitado”; en sus jardineras no hay pasto pero sí basura y junto con la plaza del Mariachi se ha convertido en refugio de malvivientes y dormitorio de personas en situación de calle, lo que demuestra la ausencia de vigilancia policiaca.
Por la noche y aun de día, es posible ver a personas sobre el piso, dormitando y con visibles estragos derivados de económicas bebidas alcohólicas, cuyos envases rondan por toda el área; músicos que continúan acudiendo a la plaza de El Mariachi se han quejado de ello, alegando que ahuyentan a posibles clientes.
Pero lo que más les disgusta es que siga en abandono el escenario que comenzó a edificarse en la anterior administración municipal, de Xavier Nava; lo que anticipadamente se bautizó como “plaza de la música” nunca fue terminada.
El escenario a medio construir se convirtió entonces en “casa” de personas indigentes y hasta de drogadictos que se apropiaron del área de camerinos, y aumentaron la inseguridad en el área, como reconocen comerciantes que operan en horario-vespertino-nocturno en el jardín Escontría.
De acuerdo con versiones de la dirección de Servicios Municipales, es posible que el escenario que se edificó en el cruce de las calles Xochitl y Los Bravo tenga que ser demolido o, por lo menos, modificado, ya que su construcción inició sin la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).