Con una lucha vehemente y casi silenciosa, potosinos contagiados por Covid-19 dejan a un lado sus sobresaltados miedos, para salir victoriosos de este virus. Su aversión hacia la muerte y el no querer formar parte del grupo de pacientes críticos los ha encaminado a transitar esta enfermedad con esmero, para así combatir toda posibilidad de navegar en la zozobra que hoy enfrentan los pacientes intubados.
Es por eso que decidieron compartir para El Sol de San Luis, sus posturas y experiencias en breves relatos que describen la batalla que han estado afrontando desde hace días o semanas contra el Coronavirus.
Sus ganas de vivir, hacen rememorar la benignidad de un cuerpo fatigado, pero agradecido, por los cuidados de aquellos familiares que con fervor, han limpiado sus lágrimas, y velado sus sueños, para no verles derrotados.
El riesgo está hasta en el supermercado
Aliviado del dolor y el temor al peligro de caer en una crisis médica, poco a poco, con una esperanza que hiela hasta al más incrédulo, Marco, un adulto joven de entre 28 y 35 años de edad, técnico desempleado de la Zona Industrial -quien cree haberse contagiado en una diligencia que realizó a un supermercado-, describió cómo ha salido adelante de esta grave enfermedad infecciosa.
“El día 1 de mayo, tuve una fiebre muy fuerte que llegó a los 40 grados, acudí a mi centro de salud, donde la atención fue algo pésima, un enfermero me escuchó, y gracias a él me realizaron el chequeo, donde por mi sintomatología me descartaron por completo, pues ya no presentaba temperatura alta. Al tercer día comencé con molestias en mi garganta, dos días después perdí la sensación del gusto y el olfato. A los diez días ya me sentía muy mal de las vías respiratorias, así que fui nuevamente al centro de salud, donde se dieron cuenta que tenía un cuadro leve de neumonía. Me hicieron una tomografía donde me explicaron que tenía 25 % de los pulmones dañados. Días después me notificaron que era positivo a Covid-19.
Como los médicos me manifestaron que no estaba en una situación de salud grave, me aislé enteramente en mi casa, con mi familia. Ya llevamos 17 días aislados, y si cuento desde el día 1, creo que voy en el día 22 de la enfermedad. No se si se deba a la medicación pero todo me sabe a ajo, el malestar estomacal aún no termina, tengo nauseas, diarrea y ninguna comida me sabe bien. La fiebre vuelve por las noches, el olfato me regresó a la semana del tratamiento. También noté cambios en mi respiración y me siento mucho mejor de mis pulmones, gracias a algunas nebulizaciones recomendadas por los médicos.
Sólo trato de no angustiarme, tengo tres hijas y me necesitan. Creo que la actitud positiva me ha ayudado a salir adelante, Dios me da otra oportunidad de vivir y se lo agradezco. Si este mensaje llega a más enfermos, sólo les diría que tengan fe y ánimo, no decaigan, no están solos”.
Cuidar a los que queremos
Gude, mujer adulta de entre 45 y 50 años de edad, confiesa cómo recibió su diagnóstico en un mutismo absoluto, que le nubló la conciencia por un segundo, pues temía no volver a ver a sus seres queridos, pero afortunadamente esto no fue así. “La prueba me la realizaron el 8 de mayo, pero mis síntomas comenzaron el día 3 del mismo mes, no estaba segura de lo que me decían, solicité un tac de tórax, y hasta ahora todo salió bien. La temperatura de mi cuerpo asciende hasta los 37 grados, no más.
Me dijeron los doctores que no debo realizar actividades en dos semanas, y mantenerme aislada, hasta poder volverme a realizar nuevamente una prueba para confirmar que esté ya libre de Covid-19. Afortunadamente no todo ha sido tan grave, lo único que noté es que la pigmentación de mi piel cambió un poco, pero los médicos refieren que es debido al estrés por la enfermedad.
El tratamiento en mi caso, ha sido a base de antibióticos diversos, como amoxicilina y azitromicina, además del paracetamol y sulfato de zinc, pero según sé depende del diagnóstico del caso, porque me he enterado que algunos les recetaron ivermectina, y hasta nebulizaciones.
No pierdo la esperanza, esta es una gran lección para todos. Cuidémonos y cuidemos a los nuestros, es traumático lo que las secuelas del miedo deja, no me quiero imaginar lo que padecen los pacientes graves. Dios los cuide y proteja”, refirió.
En la salud y, ahora más que nunca, en la enfermedad
Khaty mujer joven, casada con un hombre de 38 años de edad, cuenta cómo ha sido el proceso que lleva su marido con esta enfermedad, “El día 13 de mayo llegó a casa, y me mencionó que había perdido el sabor en la boca, inmediatamente medimos su temperatura y tenía 38 grados.
Se aisló y empezaron los síntomas. Diarrea y fiebre, conjuntamente con algo de tos seca por tres días más. Fuimos al hospital, le hicieron rayos X, que arrojaron un diagnóstico a neumonitis, posteriormente le hicieron la prueba por Coronavirus. Como el resultado es tardío el doctor lo clasificó como posible caso de Covid-19, aún había que confirmarlo.
Le recetó algunos antibióticos y cuando lo llevé a inyectar, pedí de favor que le checaran la oxigenación en la sangre, la tenía de 74, el doctor pidió internarlo. Ahora lleva 11 días desde que empezaron los síntomas, fue positivo a Covid-19. Ya ayer me hablaron del hospital para decirme que su estado es delicado, pero tengo esperanza porque no está intubado.
Hay enfermeras que me dicen que es un protocolo necesario, por la baja de oxigenación, que no me mortifique y que mientras él tenga buen ánimo superará esta etapa de la enfermedad. Yo me encuentro aislada, por indicaciones del hospital. Me aferro a la esperanza, lo han atendido muy bien en el sector salud, por eso espero volverlo a ver llegar a casa”, expresó. Hasta el momento Kathy desconoce cómo su marido pudo haberse contagiado, cree que pudo ser las reiteradas salidas que realizaron para abastecer su canasta básica.
Sus circunstancias son tan diversas como complejas, pero ninguno de ellos pierde la ilusión de volver a la sanidad completa. Agradecidos demuestran que esta enfermedad les ha otorgado una gran lección de vida, y con fortaleza encaran la existencia de este virus, que llegó para quedarse.