La Auditoría Superior del Estado trabaja bajo un esquema nuevo que entrega resultados confiables y detecta cuando hay un mal manejo de los recursos de los ciudadanos, marcando una clara diferencia con el pasado que arrojó investigaciones que hoy están en otras instancias.
La titular Rocío Cervantes Salgado expuso que la vigilancia ciudadana, el personal calificado y el compromiso con la legalidad, son características de la nueva etapa que está viviendo la ASE y se ha visto en los resultados de las auditorías y se fortalecerá con las que se encuentran en curso.
A partir de que la actual Auditora Superior del Estado, Rocío Elizabeth Cervantes Salgado tomó las riendas del órgano fiscalizador, inició un proceso integral de renovación que incluye todos los niveles y unidades administrativas que componen la institución, y va de la reingeniería del control interno al replanteamiento de métodos y técnicas de fiscalización superior.
En el desarrollo de esta nueva etapa que la ASE experimenta actualmente, tuvo un papel preponderante la Auditoría Superior de la Federación y organizaciones especializadas en materia de auditorías gubernamentales, tal como la Asociación Nacional de Organismos de Fiscalización Superior y Control Gubernamental, A.C., instituciones que han brindado la asesoría que la ASE requería para profesionalizar su labor, así como para ofrecer credibilidad y confianza a la ciudadanía, en los resultados de su trabajo.
“El replanteamiento de la estructura y funcionamiento de la ASE nos ha permitido levantar a nuestra institución desde los cimientos, para dejar fuera cualquier rasgo cuestionable en nuestro trabajo y resultados, de tal modo que hoy tenemos en el Estado un esquema de fiscalización superior cada vez más fortalecido, inmerso en un proceso de mejora continua”, aseguró Cervantes Salgado.
Agregó además que la plantilla laboral con que cuenta hoy la ASE está compuesta por personas verdaderamente comprometidas con la fiscalización, con un amor muy grande hacia la institución y su quehacer, decididos a promover y abonar a la transparencia y rendición de cuentas que la ciudad reclama cada vez con mayor fuerza.
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