A lo largo de la calle Ignacio Altamirano, en pleno barrio de Santiago, las familias fervientes potosinas visten de morado este antiguo callejón, para dar inicio a la festividad de la Virgen de los Dolores.
Una asociación mariana que representa el sufrimiento de una madre enlutada, que como María padece el dolor de ver a su hijo crucificado.
Un total de 50 altares, que rememoran los dolores de María madre, frente a lo finito de la frágil vida y cuerpo de Jesús son colocados sobre la calle, para recibir a más de cinco mil visitantes.
Una costumbre católica que llegó a finales del siglo XVIII a nuestro país por la Orden de los Siervos de María.
Pero no fue hasta hace casi 200 años, que en este espacio popular y distintivo de la capital, se retomó esta solemnidad religiosa en honor a la también llamada Nuestra señora de los Dolores.
Cada familia residente del antes conocido Callejón del Buche, realiza de manera muy personalizada la creación de sus altares.
Los cuales poseen imágenes religiosas de gran valor histórico e incluso hasta milagroso, según lo relatado para El Sol de San Luis por algunos vecinos.
LA FAMILIA DE ANABEL FLORES
Desde hace más de 120 años la familia Flores, residente del Callejón del Buche, realizan el típico montaje del altar a la Virgen de los Dolores, pues ya son cuatro generaciones que le son fervientes a esta advocación.
"Nosotros en la familia empezamos a organizar la puesta de este altar desde un año atrás. Comenzamos ahorrando dinero y de ahí partimos a escoger telas y elementos que integrarán nuestro altar".
Luego de realizar durante un año los preparativos, en punto de las seis de la mañana del Viernes de Dolores, la familia comienza el montaje. El cual puede tardar hasta cuatro horas o más, en estar completamente montado.
Los altares de Nuestra señora de los Dolores, tienen un simbolismo con las etapas del viacrucis de Jesús.
Asimismo se dispone elementos que tiene un significado dentro de esta demostración cultural religiosa.
"El papel picado se pone de manera escalonada, si se fijan cada altar cuenta hasta con tres niveles y significa el luto de María madre. También se disponen doce velas que representan a los apóstoles, las naranjas significan el consuelo a la Virgen de los Dolores", explicó.
Asimismo, la cama de trigo y alpistle simbolizan un camino de esperanza después de la muerte de Cristo crucificado. Los vitroleros de agua que se disponen a las afueras de cada hogar, significa el que a pesar del dolor, siempre vienen tiempos de alegría y esplendor, y sus flores blancas y amarillas son un tributo de los fieles al amor a la Virgen de los Dolores.
"Para nosotros poner el altar significa continuar con una tradición y seguir las costumbres de nuestra religión católica. Lo hacemos con mucho amor y cariño para nosotros, la familia y quién nos visita", compartió
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LOS ORTÍZ NAVA
A lo largo del tradicional Callejón del Buche, se encuentra una de las familias que posee las imágenes religiosas más antiguas y bellamente esculpidas que se puedan observar dentro de esta exhibición de Altares de Dolores.
Tres piezas de arte sacro que, han pertenecido a su familia Ortiz Nava por más de 150 años.
Se trata de dos imágenes de Nuestra Señora de los Dolores y una imagen del Cristo atado a la Columna.
Mismas que están elaboradas a mano, en talla sobre madera de cedro, que se han convertido en las tres piezas más esenciales y destacadas de los 50 altares que se montan en este lugar.
"Desde que mi mamá tenía siete años ya contaban con estas imágenes. Las vírgenes y el Cristo fueron heredadas a mi familia. El Cristo tiene su capelo de cedro ya que ha sido muy milagroso con las personas y con nuestra familia"
Todo el año estas imágenes permanecen resguardadas, sin embargo la familia Ortiz Nava permite visitarlas para que los fieles puedan hacer sus peticiones y dejar ofrendas de los milagros que han realizado
El Cristo atado a la columna, es una de las imágenes que durante la pandemia fue continuamente visitada.
"Fue una imagen muy milagrosa para las y los enfermos de Covid-19. Dos pacientes se salvaron de la muerte y vinieron a dejar su ofrenda, una tienda de cabello en agradecimiento a Cristo".
Estás imágenes exponen magistralmente un tallado en madera delicado del cual se puede observar cada detalle de la expresión de la Virgen de los Dolores y de este Cristo atado a la Columna.
La señora Juana María Ortiz Nava, de 70 años de edad compartió que para su familia es muy importante seguir con esta tradición y compartir con los fieles una parte de su devoción.
EL HOGAR DE LOS RAMOS RAMOS
Don José de Jesús Ramos Ramos y su familia son recientes del antiguo Callejón del Buche desde hace más de 170 años.
Ellos como otras más de 50 familias, cada año disponen un suntuoso altar de Dolores que cuenta con las imágenes religiosas de mayor dimensión de este pasaje.
"Las imágenes pertenecían a mis tatarabuelos y fueron heredadas. Está celebración significa mucho por nosotros por todos los milagros que la Virgen de los Dolores nos han hecho".
Don José menciona que son un total de más de cinco mil visitantes los que se paran en cada altar y que la afluencia de personas es mayor durante la noche en la festividad y en la quema de pólvora.
Las imágenes que poseen los Ramos miden un poco más del metro y medio de altura. Son piezas religiosas que representan los siete dolores de María madre.
"Estás imágenes están elaboradas en madera, y siempre las sacamos en estas fechas. Son muy milagrosas y también hay gente que viene y las visita".
El hogar de esta familia es el último altar que componen esta festividad, que rememora el amor de una madre por su hijo y el dolor que conlleva verlo sufrir, una historia de devoción que en San Luis Potosí se ha convertido también en toda una tradición cultural identitaria. Los altares de Dolores son el ejemplo vivo del fervor de creyentes católicos.