Insuficiente atención en servicios médicos privados

Largas filas, y un muy buen tiempo de espera padecen aquellos que buscan acceder a los servicios médicos privados de las farmacias del muñeco bailarín, donde hay una exagerada demanda de servicios.

Patricia Calvillo

  · lunes 4 de febrero de 2019

Largas filas, y un muy buen tiempo de espera padecen aquellos que buscan acceder a los servicios médicos privados de las farmacias del famoso muñeco bailarín, donde hay una exagerada demanda de servicios, no cabe ni un alfiler.

Desde este fin de semana se ha observado cómo los consultorios no se dan abasto, los recibidores lucen llenos de pacientes que están en la espera de que alguien los atienda, no importando el turno, ya sea matutino, vespertino y nocturno, no deja de fluir la gente.

No está demás mencionar que esos sitios se están convirtiendo en un fuerte caldo de cultivo, pues convergen pacientes de una y otra enfermedad en espacios que aunque no son tan reducidos por la demanda de gente, los convierte en un foco de infección. Ahí no huele a alcohol ni a medicamentos, sino a garnachas, a sol, a pobreza y qué decir del tremendo bullicio.

Callados, con las miradas cabisbajas, semblantes amarillosos, despeinados, desarreglados, con los ojos llorosos, con una tos de aquella que llaman de perro, entran y salen pacientes de los consultorios, a pesar de ser día de asueto pululan los enfermos que seguramente acuden a esa consulta que por ser día festivo cuesta 55 pesos.

Madres desconsoladas por el chillar de sus niños enfermos los arropan como pueden, a pesar de que hace algo de calor en el centro histórico, portan prendas de invierno y cobijas, y qué decir de los más pequeños que son envueltos en tanto abrigo encontraron.

En un consultorio ubicado en la calle de Comonfort en pleno centro histórico de San Luis Potosí, se encuentran dos viejos conocidos, una mujer que acompaña a una paciente agripada y un maestro que espera a que su hija y nieta salgan de la consulta, ahí el profesor fue invitado a sentarse y dijo a los que estaban ahí condoliéndose y cabe señalar de manera imprudente, que no quería acercarse para no contagiarse, todos estaban padeciendo el mismo mal, seguramente por el cambio de clima de estos días.

Una madre que mientras tanto escucha estas dolientes palabras, arrulla a su hija para que ya no le duela su cabeza. Otra, quiso hacerla de médico, recomendando a los que estaban ahí, una serie de remedios que presuntamente los ayudarán a salir adelante.

Ahí también estaban las personas que permanecen calladas y que quietamente buscan que acabe el calvario de la enfermedad que los tiene ahí y que no los dejó dormir.

En tanto, la puerta del médico se abre una y otra vez, las madres que acompañan a sus pequeños salen corriendo a la farmacia para comprar las inyecciones y de una vez aprovechar la visita y recibir la dosis.

Tos, resfriados, gripas, enfermedades estomacales, dolores de cabeza agudo, dolor en los oídos, cuerpo cortado, son los principales padecimientos que hemos visto en estos días.

En estos espacios, niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad los atiborran, muchos afirman que no pegaron el ojo durante la madrugada por la tremenda gripe que se cargan, algunos hasta sangraron de los oídos y no pudieron descansar.

Una de las doctoras de este tipo de consultorios económicos, afirma que en esta época del año es común observar la demanda de servicios clínicos con sendos problemas respiratorios, pero además se atrevió a lanzar la hipótesis de que muchos estaban ahí porque no se pusieron la vacuna contra la influenza, muy errado comentario para esta paciente que puntualmente recibió su dosis, habrá que cambiar de discurso.