Hacer piñatas es un arte familiar para los Ulloa, actualmente son dos hermanos los que se dedican a esta actividad que, entre papel china de colores brillantes y engrudo, ha pasado de generación en generación. Esperan registrar buenas ventas, a pesar de las restricciones que ha impuesto la emergencia sanitaria por Covid-19.
El taller de elaboración se ubica sobre la calle 20 de noviembre, en el número 1759 interior A, es una pequeña y antigua vecindad del Barrio de Tlaxcala donde viven los hermanos con sus respectivas familias, y todos ayudan en este negocio.
Sobre esta conocida avenida, difícilmente podría uno conocer que al interior de este inmueble se ubica a un taller, no solo porque no está a la vista, sino por los minúsculos letreros que anuncian su taller y en estas fechas es fácil ubicarlos sólo porque sus piñatas ya se exhiben sobre la vía pública.
Fue Julio Osvaldo Ulloa, quien compartió que sus padres Marisela Sosa Quiroz y José Andrés Ulloa Esquivel y su tía Lucia Ulloa, aprendieron el oficio de su abuelo paterno, y éste a su vez de su bisabuelo, y ahora él también colabora en la elaboración de lo que ya es una herencia familiar.
Consideró que es una tradición que no se ha perdido, sobre todo en las posadas, de quebrar piñatas de siete y cinco picos, y espera que este año no sea la excepción, ya que además los precios son accesibles.
Por la temporada decembrina, actualmente se están dedicando a elaborar piñatas de siete picos, las tradicionales para las posadas, y esperan elaborar alrededor de 500 o más, grandes, pequeñas y medianas.
“Nos ha afectado mucho la pandemia, pues desde abril pasado se restringieron los eventos sociales y en consecuencia empezaron las bajas ventas, pues al no haber fiestas ni eventos la gente no compra las piñatas”, indicó Julio pues también hacen piñatas personalizadas de diferentes personajes, las cuales tienen mucha demanda, no obstante por la emergencia sanitaria la elaboración de éstas, disminuyó.
Por lo anterior, precisó que esperan que para las fiestas decembrinas, haya un mejor panorama que al menos les permita obtener un poco de los ingresos económicos que no han tenido durante meses pasados.
Sobre la elaboración, Julio explicó a El Sol de San Luis, que el proceso inicia con el inflado de globos que se convertirán en el cuerpo de la piñata, luego se cubre con varias capas de periódico en trozos y engrudo; posterior a ello deben dejarse secar perfectamente.
Lo siguiente es que, las manos de su papá y su tía, visten las piñatas con diferentes diseños, los tradicionales picos son elaborados con cartón, que es pegado con engrudo y cubierto con papel china y colores brillantes.
Julio Osvaldo confía en que esta temporada navideña, las personas se animen a consumir los productos locales y no la de los grandes supermercados que cada día merman las ventas de los pequeños artesanos, productores y todos aquellos que venden en minoría, como es el caso de su familia.
Asimismo expresó que se siente orgulloso pues considera que la actividad es un arte y sigue ayudando económicamente a su familia, “desde que tengo memoria he visto a mi familia haciendo piñatas, aquí todos los que vivimos somos familia y a esto nos dedicamos”, concluyó.
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