- Recibía una pensión vitalicia debido a su extraordinaria trayectoria en la plástica potosina
La Comunidad Artística y Cultural de San Luis Potosí, está de luto ante la pérdida irreparable de la Maestra Flora Martínez Bravo, QEPD, destacada Artista Plástica.
La pintora Flora Martínez Bravo considerada una de las artistas más destacadas en la historia de la plástica potosina, recibió el estímulo de “Creadora Emérita” que le mereció una pensión vitalicia.
El beneficio económico que le otorgó mes con mes el Gobierno del Estado de San Luis Potosí través de la Secretaría de Cultura, le permitió a la creadora sobrellevar el accidente que tuvo.
La artista quien a pesar de la adversidad continuó con una tierna sonrisa en su rostro, decía que lo que más disfrutaba era pintar y también cantar.
Con una lucidez extraordinaria, Flora Martínez Bravo realizó un amplio recuento de su vida artística.
La singular alegría que denostaban sus ojos durante la entrevista, que poco a poco se convirtió en charla de amigas reflejaba la alegría con que enfrenta su situación actual.
Flora nació en Toluca en 1925. Vivió en San Luis Potosí desde los diez años de edad. “La ciudad era muy distinta, parecía otra. Solo llegaba hasta los barrios. Yo vivía en la calle de Independencia y recuerdo muy bien que lo primero que comí cuando llegue fue conejo”, detalló, Martínez Bravo.
La memoria de Flora Martínez Bravo, la podría envidiar cualquier joven. Fechas y momentos de su vida, aparecen como si estuvieran archivados por día y año. De su infancia y juventud, recordaba: “En la primaria hacia dibujos que no querían hacer mis compañeras. Cuando crecí también les hacia trabajos a los estudiantes de la Normal del Estado, o les ayudaba en las pastorelas pintando o dibujando a los Reyes Magos. También atendí una librería en Independencia y Carranza. En 1951 realice mi primer retrato”.
La sencillez que demostraba la maestra Flora Martínez Bravo al hablar sobre sus inicios formales en la pintura, proyecta lo que es un creador en realidad, y lo que tanto le hace falta aprender a las nuevas generaciones de artistas: alejarse de la arrogancia y la soberbia.
“Sino fuera por todo lo que me enseñó mi maestro Raúl Gamboa Cantón y por su apoyo, no hubiera logrado nada de lo que tengo”.
Obras suyas se encuentran en exhibición permanente en el Salón de Gobernadores del Palacio de Gobierno y el Salón Manuel María de Gorriño y Arduengo del Consejo Universitario, en el Edificio Central de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí.
“El maestro Gamboa me recomendó para que realizara los retratos de los gobernadores de San Luis Potosí, aunque también realicé algunos de presidentes de la República, como Miguel Alemán Velasco.
“Durante mi formación artística en el Instituto Potosino de Bellas Artes tuve grandes amigas, como Celia Ramírez y Tere Caballero”.
Entre los políticos que han adquirido su obra, se encuentra el ex presidente Vicente Fox y su esposa Martha Sahagún.
Con alegría y nostalgia, Flora Martínez recuerdó la invitación que le realizó el maestro Siqueiros para que se fuera a trabajar con él. “No acepté porque tenía que cuidar a mis padres, ellos nunca lo supieron. Ni les dije”.
La maestra Martínez Bravo recuerda que a sus padres les daba mucho gusto que ella pintara. “Me gustaría hacer más trabajos originales, propios, pero casi todo los retratos que he realizado han sido por encargo”.
Una faceta poco divulgada de Flora Martínez Bravo es su gusto por la música, como ella misma dijo: “Me gusta cantar las canciones románticas, pero las antigüitas como las de Manuel M. Ponce y Agustín Lara". Tomó clases con la maestra Celedonia Torres Sánchez.
Al hablar sobre su accidente, la maestra recuerda que salió a la calle y un motociclista la arrolló: “Hasta mis periquitos lo resintieron, se me murieron de tristeza”.
Sin embargo, afirmó que la pintura la ha ayudado a lo largo de su vida. “Me ha beneficiado mucho. Es como una terapia, uno se transporta a otra dimensión y se olvida de todo.
Descansa uno. Si uno se siente mal, después de pintar uno se siente bien”.
Y nuevamente cuenta una anécdota: “A Rufino Tamayo le gustaron mis pinturas, y me invitó a que expusiera en la ciudad de México, pero me recomendó que no hiciera todas mis pinturas sobre el mismo tema”.