La aprobación de los matrimonios igualitarios en San Luis Potosí no es una derrota para la Iglesia, es una invitación a toda la comunidad eclesial a tomar con madurez esta situación legislativa, para redoblar los esfuerzos y hacer más viva y eficaz la fe de los cristianos.
Así lo señaló el Arzobispo de la Arquidiócesis Potosina, Jesús Carlos Cabrero Romero, a través de un comunicado dirigido a los presbíteros, diáconos, religiosos (as) y feligresía, donde hizo un llamado a todas las personas que celebran el nuevo cambio que fue aprobado en la Ley de la Familia, a respetar el pensamiento y la ideología de aquellos que no comparten sus mismas convicciones.
“No podemos afirmar que la Iglesia ha perdido, al contario su fe y sus convicciones son inmutables, que no se van cambiando sólo porque algunos piensan o creen de manera diferente. Invitamos a los que hoy se alegran por esta votación a que ejerzan lo que debería ser la auténtica y verdadera tolerancia, que per natura es recíproca. Respetamos su manera de pensar, pero entonces también exigimos que se respete con sinceridad lo que nuestra fe, nuestra forma de pensar y creer nos invita a vivir y expresar”, apuntó.
Manifestó que con la globalización que vivimos, el influjo de los medios de comunicación y del poder e inteligencia de unos pocos, ha traído como consecuencia que los valores se hayan transformado y mutado, lo que ha alterado la forma de ser, de pensar y de creer de lo que la Iglesia ha sostenido “con fidelidad”.
Declaró que desde los tiempos más remotos el matrimonio siempre se entendió como “la unión de dos partes opuestas pero complementarias, que son hombre y mujer”, y que hasta hace pocos años esta milenaria institución jurídicamente “se atacó y se terminó por quererla destruir”; sin embargo dijo que “lo que objetivamente es no se puede destruir”, por lo que subrayó que “una ley no puede, ni podrá nunca destruir lo que es esencial”.
“En esta etapa de la historia de nuestro estado potosino respetamos, pero no podemos compartir, lo que por iniciativa se ha votado; respetamos pero no aprobamos lo que, de acuerdo a nuestra conciencia de comunidad eclesial, entendemos que no debería de ser”, agregó.
Finalmente, aclaró que el ser fieles a su conciencia no les impide entender que el mundo y sus tiempos han cambiado, pues “la fe no es algo cerrado”, pero reitero la exigencia de que sean respetadas las creencias de quienes piensan diferente sobre esta nueva legislación.
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