La dirección de Ecología y Aseo Público del Ayuntamiento capitalino alentó a no deshacerse de componentes electrónicos en la basura corriente, sino separarlos y llevarlos a los contenedores para tales residuos.
Se afirmó que deshacerse de esos desechos en depósitos de la basura corriente constituye un riesgo para la salud, porque sus contenidos de mercurio y otros materiales pesados se convierten en fuentes contaminantes que envenenan el subsuelo.
Los residuos electrónicos externos como los llamados “mouses”, tarjetas de computadoras madre, teclados, CPUs, cinescopios monocromáticos de las antiguas televisiones, hornos de microondas, etcétera, deben depositarse en los sitios especiales habilitados por el Ayuntamiento, uno de ellos está en el estacionamiento de la Unidad Administrativa Municipal (UAM), y otro en la Casa Colorada, ubicada en el camino a la presa “San José”.
Se tienen dos vertientes para darle destino final a esa basura, una es la que parte de la Educación Ambiental que proporciona el Ayuntamiento, orientando y cultivando el ingenio de las personas, para que partes como las citadas las modifiquen y conviertan en objetos de ornato, anulando así su capacidad de envenenamiento.
La otra vertiente es la de su depósito en los centros de acopio de donde las recogen empresas con las que se tienen convenios. A las baterías en desuso, como las del control de la televisión, linternas y diversos tipos de aparatos que las requieren, se les da otro destino porque por su contenido de materiales pesados altamente alcalinos como el mercurio, crece su capacidad dañina.