Las plantas estarán sometidas cada vez más a condiciones adversas producto del Cambio Climático (CC) y convertir todas las tierras en invernaderos con control de clima es imposible, por lo que entender la maduración de frutos puede llevarnos a combatir los efectos que sequías, lluvias intensas o heladas tienen sobre las plantas y su maduración.
Así lo dio a conocer la doctora Fabiola Jaimes Miranda, investigadora Cátedra Conacyt adscrita a la División de Biología Molecular del IPICYT, quien dijo que al investigar la maduración se podría controlar o suprimir los efectos que tienen el calor, el frío, el transporte o el almacenamiento, así como la calidad de los frutos una vez que ya han sido cosechados.
“En el laboratorio 10 de Biología Molecular nos interesa contestar las preguntas ¿Cuáles son los genes involucrados en el proceso de maduración? ¿Cómo interaccionan entre ellos para formar las redes regulación de la maduración?”, detalla la doctora en Ciencias Agronómicas por el L'Institut National Polytechnique de Toulouse en Francia.
Dijo que en el IPICYT se está estudiando el jitomate porque tiene un alto valor comercial y cultural, y es la base de una gran variedad de platillos típicos, y se utiliza como modelo de estudio del desarrollo de los frutos. Indica que al trabajar con jitomate se tienen varias ventajas: se propaga fácilmente en invernaderos, tiene un ciclo de vida relativamente corto y el genoma está totalmente secuenciado y disponible sin restricciones en internet (http://solgenomics.net).
“La maduración es un proceso regulado genéticamente y exclusivo de las plantas, implica una serie de cambios fisiológicos y bioquímicos que modifican el color, la textura, el aroma y el sabor de los frutos. Estos cambios hacen al fruto más atractivo sensorialmente para su consumo, y además más nutritivo. Cuando la maduración no ocurre de forma normal hay un impacto directo sobre la calidad del fruto”, explica Fabiola Jaimes.
La investigadora de Biología Molecular del IPICYT indica que un siguiente paso en la investigación sería obtener aplicaciones biotecnológicas.
“Al estudiar el jitomate que es un fruto carnoso y climatérico, es decir, aquellos que pueden seguir madurando después de ser separados de la planta, como el jitomate, el melón o la manzana. Los frutos no climatéricos ya no maduran después de ser cortados de la planta. La uva, la naranja o la fresa son ejemplos de frutos no climatéricos”, explica.
Durante la maduración de los frutos climatéricos hay un incremento en la producción de etileno que es una hormona vegetal. Esta hormona es un gas producido por las plantas mismas, regula una gran parte del proceso de maduración de los frutos climatéricos.