El estrés en los estudiantes puede tener varios orígenes y desatarse en diferentes contextos, en la mayoría de los casos se da por cumplir las expectativas de otras personas.

Así lo señaló la psicóloga y especialista Cynthia Berenice Zúñiga Llanas, quien explicó que el motivo del estrés puede ser muy amplio, desde encontrarse en una situación de incertidumbre; sentirse presionado en alguna clase por no comprender lo que se está explicando; el exponer o evidenciar al alumno frente a los demás compañeros; hasta que el alumno tenga dificultades de aprendizaje por condiciones diversas como desarrollo neuronal, físico, emocional e incluso económico.

“Considero que el estrés en los estudiantes se presenta principalmente por las exigencias y el nivel de expectativa de que el alumno debe desarrollar ciertas competencias, pero no se toma en cuenta las capacidades únicas de cada estudiante", expresó.

Ante esta situación, Zúñiga Llanas aseguró que es necesario que las y los estudiantes puedan acceder a todo un equipo de contención par a poder sobrellevar esta situación.

"Es muy importante que en el área educativa se implemente un equipo multidisciplinario, en el que participen los docentes, psicólogos educativos pero también clínicos y pedagogos. El proceso de la enseñanza es muy importante en el desarrollo del individuo", dijo.

Pero, ¿cómo detectar cuando los estudiantes sufren de estrés?, ¿cuáles son los síntomas?

La experta en psicología explicó que el estrés se refleja en el bajo rendimiento escolar, baja de calificaciones, en la dificultad para concentrarse en los temas, disminuyen las habilidades cognitivas de los estudiantes, fatiga crónica, baja tolerancia a la frustración, etc.

"El estrés altera el sistema de respuesta cognitiva, por lo que puede haber baja de calificaciones, sentirse nerviosos desde antes, durante y después de los exámenes, sentirse incapaces de permanecer en clase y abandonar el salón, desertar del proceso educativo", añadió.

Ante ello, manifestó que es necesario aperturar la comunicación entre padres y estudiantes, evitando la crítica y el juicio, y desarrollar la escucha activa y la comunicación asertiva.