Este Viernes 28 de Octubre darán inicio los Rosarios en honor a la Virgen de Guadalupe, en la Basílica-Santuario Parroquia que lleva el nombre de la Reina de México y Emperatriz de América.
Por lo anterior, se llevará a cabo una “Peregrinación de Antorchas” dando inicio a las 6:00 de la tarde, siendo el punto de reunión la emblemática “Caja del agua”, hasta llegar a la Basílica de Guadalupe, donde a las 7:00 de la noche, se celebrará una solemne Misa por el inicio de los 46 Rosarios, la cual será presidida por el Arzobispo Emérito de San Luis Potosí, Mons. Luis Morales Reyes.
Lo anterior, lo señaló el Pbro. Gabino Medina Portales, Rector y Párroco de la Basílica-Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, quien exhorta a los fieles guadalupanos a rezar estos 46 Rosarios, los cuales son una bella tradición de antaño muy arraigada en San Luis Potosí y en México.
El origen de esta devoción es muy antiguo. Data del siglo XIX. En sus inicios se comenzaba esta Devoción con una verbena en el Jardín del Santuario.
¿Por qué 46 rosarios?
Es un número simbólico para representar el número de estrellas impresas en el manto de la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. La devoción se conserva hasta el día de hoy; como todo encuentro de fe, es una práctica muy Mariana y Cristológica, por tanto, agradable a Dios, ya que por medio e intercesión de nuestra Madre Santísima, consta que se han alcanzado innumerables favores.
Esta venerable tradición inicia a partir del día 28 de Octubre y culmina con la fiesta de Santa María de Guadalupe, 12 de diciembre, con lo que se suman los cuarenta y seis rosarios.
EL ROSARIO:
Es la devoción mariana que ha gozado de más preferencias en la piedad popular y ha sido más recomendada por la Iglesia. Consiste en meditar veinte episodios o misterios de la vida, pasión y muerte de Cristo (incluyendo los Misterios Luminosos sugeridos por el Papa Juan Pablo II.) relacionados con Santa María, intercalando en cada misterio un Padre Nuestro y diez Aves Marías. El rosario, además de cultivar, orientar y alimentar nuestra fe en Cristo nos ayuda a profundizar la trascendencia del Milagro Guadalupano, y nos permite sentir la presencia amorosa de Nuestra Madre, para su pueblo mexicano.