Esmeralda Hernández sabe que le será muy difícil festejar el Día de las Madres con sus hijos, pero también sabe que se está sacrificando por ellos, por seguir dándoles lo mejor.
Ella es administradora y bartender de uno de los bares más tradicionales de la capital potosina: El "México Bello" -justo debajo del puente Universidad-, y lleva hoy a cuestas la responsabilidad convertirlo otra vez, en el lugar de imprescindible para todo parroquiano, amante de inolvidables pláticas -la mayoría sobre tauromaquia- de su histórica barra, frente a una fría bebida ahora preparada por ella. Y lo está logrando.
Desde muy temprano y hasta muy tarde debe sacrificar el tiempo que pudiera dedicarle a sus hijos, pero sabe que todo es por ellos: Desde el más pequeño (de dos años de edad) hasta el mayor (de 13 años), sin olvidar al "de enmedio" de 7 años.
Dice que el 10 de Mayo es importante para ella, porque tiene la fortuna de tener a su madre, que la apoya para seguir adelante, la que también es su fortaleza para seguir adelante.
Sin embargo, aún estando en el trabajo sigue al pendiente de sus hijos, la mayoría de las veces vía teléfono celular, y aunque no tiene la certeza de algún festejo familiar alusivo al Día de las Madres, confía en darse un tiempo para que la festejen, quizá hasta alguna escapada a los festivales escolares ya programados.
Esmeralda sabe que también debe dar ejemplo a sus hijos; como mujer, el ser administradora de un bar genera suspicacias entre algunas personas.
Primero, es su forma de demostrar que las mujeres pueden ser responsables de cualquier oficio o profesión y, segundo, que todo depende del respeto que como mujer debe procurar y, como dice ella, del "como me trates, te trato...".
Ella es, al final, uno de muchos ejemplos de ser mamá en tiempos actuales, de confirmar que no hay obstáculos y que por los hijos hay que hacer sacrificios, aun y cuando todavía existan algunos reaccionarios que siguen pensando lo contrario.