Nuevamente presidió Misa este Domingo 08 de Octubre, en la Basílica-Santuario Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe el Arzobispo Emérito de San Luis Potosí, Monseñor Luis Morales Reyes, a quien se le vio mejorado de salud, y con mejor calidad de voz, la cual fue muy clara, a pesar de su enfermedad, con evidente amor exhortó a los fieles a reflexionar sobre el regalo de la Vida, y a elevar sus oraciones por el éxito del Sínodo en el que participan más de 450 personas entre Obispos, Religiosas(os), Laicos comprometidos, que marcarán nuevos caminos que debe recorrer la Iglesia Católica.
Indicó que la Iglesia cada vez más se enfrenta a nuevos retos, en un mundo que parece complejo por los antivalores e ideologías que se quieren imponer ante el Evangelio de Cristo, sin embargo, --dijo—la Iglesia siempre prevalecerá, aunque debe buscar nuevas estrategias de evangelización y catequesis y nuevas formas de llevar el mensaje de amor y de paz a toda persona, viviendo cada uno de nosotros según los Mandamientos de Dios, que nos piden amar a Dios y al prójimo.
Al hacer referencia sobre la homilía que hizo el Papa para este Domingo, dijo que la ingratitud genera violencia, nos roba la paz, nos hace hablar gritando y crear divisiones, por lo que es preciso buscar soluciones por el lado pacífico y ser siempre agradecidos con Dios, comenzando por el don de la vida que nos hace existir.
“Todos nos debemos preguntar: ¿Me doy cuenta de que he recibido la vida como un regalo de Dios?”.
“Hay actitudes tan simples y sencillas que pueden llenar el corazón de otros de gozo, paz, bienestar y alegría, como el dar gracias, el pedir perdón o disculpas, el decir “con permiso”, “lo siento”, esas pequeñas frases muy fáciles de decir, pueden llenarnos de paz espiritual en el aspecto espiritual, personal y familiar, y de ahí buscar los caminos para la paz estatal, nacional y mundial, esa paz que tanto anhelamos y suplíamos todos a Dios”.
“El perdonar y pedir perdón puede llenar un corazón de gozo, el dejar vanidades, prepotencias, egoísmos, rencores que generan división, generar contrariedades y pleitos o discusiones vanas no deja nada bueno y sí muchos vacíos en el corazón, así que optemos por amar y perdonar, por no herir a los demás ni siquiera con un gesto o una palabra hiriente u ofensiva, no vaya a ser el “Dueño de la mies” venga a pedirnos cuentas y nos tome por sorpresa como a los viñadores del Evangelio de hoy”.