- Su labor en un libro o escrito le lleva cuatro o bien en los especiales y complejos, utiliza todo el día, su ganancia va de 220 ó más de 380 pesos
- Su oficio artesanal, una labor que para ellos y muchos otros, es una manera ancestral de proteger la palabra escrita
¿Qué hay detrás de la hechura de un libro?, ¿qué historias cuentan sus hojas, sus cordeles y lomos donde se asoma su título? Encuadernar es el acto que une a todas estas interrogantes, es un oficio artesanal que hoy día es realizado sólo por siete negocios en todo el Estado potosino, de la manera tradicional. Por ello Efraín Robledo Soto, de “Encuadernación Fina Afas”, comparte para El Sol de San Luis de qué trata su trabajo.
Entre tapas grabadas y forradas en cuero, Efraín menciona que desde hace más de 20 años aprendió el oficio de la encuadernación dentro de este mismo negocio, por parte de otro familiar, una labor que para ellos y muchos otros es una manera ancestral de proteger la palabra escrita.
La encuadernación es un proceso dirigido al cuidado de los libros, según menciona Efraín. Este oficio data desde el inicio de la imprenta, con la desaparición del rollo o papiro. Su función principal es la de resguardar el contenido escrito, pues anteriormente los pergaminos eran muy frágiles y difíciles de protegerlos. Los primeros trabajos de encuadernación del siglo XV se realizaban con cortezas de árbol, pero como todo, este trabajo fue evolucionando.
El proceso de encuadernación es variado y complejo, señala. Antes este trabajo era considerado un arte menor, y desde entonces y ahora sigue siendo una forma de mantener ordenados y protegidos los escritos, una manera también de añadir una cubierta decorativa y -a veces- ostentosa a cualquier tipo de libro.
“El trabajo que aquí se hace es de manera artesanal. Analizamos qué tipo de costura llevará el contenido que se desea encuadernar, el tipo de resistencia del volumen de páginas para así saber qué tipo de costura llevará, si es la más idónea la “cuadernillo”, “pasada” o “fina”. También es necesario conocer la cantidad y el tipo de hoja, el estilo que escoge el cliente, si lleva grabado, corte frontal y el diseño del lomo”.
Parte del proceso, asegura, es ordenar el volumen de hojas que conformarán el cuaderno. Elegir el tipo de cordel con el que se coserá el contenido. Posteriormente, se perforan las hojas, y se elige la puntada y el tipo de técnica a emplear. “La hay de muchas, pero hay que elegir la correcta, la que evite que las hojas se desgarren”, insiste.
Cada trabajo de encuadernación le puede llevar un mínimo de cuatro horas y en los encargos más complejos, todo el día. El revestimiento de las tapas y el lomo también le requieren esfuerzo y toda su atención, depende de lo que elija el cliente. Los materiales que se usan suelen ser flexibles, como tela, piel, vinil piel, y estofa.
Los trabajos que encuaderna Efraín van desde libros antiguos, ediciones especiales que requieren restauración, hasta tesinas universitarias.
Las herramientas que utiliza para este tipo de encuadernación tradicional, son una prensa especial para las hojas, hierros, telares, rodillos para preparar las telas para encuadernar, cordeles o hilos, pulidores o bruñidores, martillos, mazos para costuras, ruedas de cincelado o curtido, plegaderas, hendidoras, borneadores para las encuadernaciones de lomo redondo, punzón, cuchillas y tijeras, por mencionar algunas.
Con el tiempo la solicitud de este laborioso trabajo se ha reducido. “Actualmente el trabajo es poco, pero en temporada de entrega de tesis, es bastante lo que aumenta las encuadernaciones. Este tipo de encargos son muy comunes a mediados y finales de año, y se pueden llegar a entregar alrededor de 100 encuadernaciones en un lapso de tiempo muy reducido”.
Y es que a lo contrario que puedan pensar las personas, la encuadernación de tesis universitarias es un trabajo que se sigue solicitando, y por ende son una parte importante para que este tipo de negocios se mantengan vigentes.
Pero también los nuevos retos y demandas de consumo, han obligado a Efraín a realizar otros tipos de trabajos, puesto que los avances tecnológicos han impuesto llevar al mundo escrito a lo digital.
“También encuadernamos cajas para CD’S, puesto que muchos universitarios entregan su tesis en este formato. Le da presencia y seriedad a su protocolo de titulación, Además hacemos carpetas y fundas”.
Los costos varían, como las tantas técnicas que pueden ser empleadas al encuadernar. El trabajo más simple tiene un precio de 220 pesos y el más costoso sobrepasa los 380 pesos.
Más allá de las ganancias que pueda tener este encuadernador por realizar este oficio, - casi extinto-, una de sus mayores gratificaciones es el poder enfrentarse a nuevos retos, sacar adelante este negocio, pero sobre todo entregarle a su clientela un trabajo de excelente calidad.
“Realmente nos gusta hacer este oficio, tratar los libros, restaurarlos o empezar desde cero. Uno de los retos que más me gusta enfrentar es trabajar bajo presión. Hacer encargos que son de un día para otro y proveer al cliente de una buena factura de trabajo, eso es lo que más me deja satisfecho”.
Efraín no sólo cose hojas y le da vista a los cuerpos de los libros, también es un artista de la ornamentación de los mismos, es quien evita que el pasar del tiempo deforme las páginas que contienen historias. El construye un receptáculo para proteger la palabra.
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