En la Alameda Central "Juan Sarabia" no ha sido necesaria una "nueva normalidad", pues en el lugar nunca se fue la vida rutinaria, quizá sólo por momentos los primeros días de la pandemia, pero en la zona la vida transcurre como siempre.
Mientras que hace varias semanas las plazas públicas del Centro Histórico fueron circuladas con cinta amarilla para evitar el paso de los peatones y así inhibir su permanencia en el primer cuadro de la ciudad, la Alameda no fue restringida por parte del Ayuntamiento, al menos no hay rastros de que así haya ocurrido.
Bajo la sombra de los árboles descansan los paseantes como cualquier día, ya sea solos, en pareja o grupo, las bancas y jardineras son ocupadas para reposar sin preocuparse por la pandemia.
En el perímetro no se ha perdido el empleo, quienes se dedican a lavar los autos que dejan estacionados sus ocupantes, aún siguen con esa tarea como de costumbre, uno que otro utiliza cubre bocas, aunque los rayos del sol llevan a retirarse la protección para recibir algo de aire.
Incluso los juegos mecánicos para los niños permanecen en el costado de la calle Constitución, a la espera de que el resto de la ciudad regrese a la "nueva normalidad" para que los pequeños acudan a divertirse.
En el costado norte y poniente, grupos de taxistas se estacionan a la espera de pasaje, después de un buen tiempo invadiendo la zona de subida y bajada de pasaje a espaldas del Museo del Virreinato, finalmente parece habérseles asignado un espacio a los ruleteros a un costado del camellón entre el museo y la Alameda, y otros fuera de servicio son lavados frente a la iglesia.
El flujo de personas en los alrededores de este jardín parece recuperarse, y en tres de sus costados es notable la presencia de personas a la espera del transporte urbano.