A pesar de que la rehabilitación de la alameda Juan Sarabia fue anunciada con bombo y platillo desde hace más de un año, este espacio público, emblemático y otrora tradicional paseo en San Luis Potosí, está muy lejos de recuperar su esplendor o de ser intervenido como se prometió.
En recorrido realizado por El Sol de San Luis pudo constatarse que, el proyecto del arquitecto Alejandro Castillo, anunciado entonces como responsable de su rediseño e intervención, no da visos ni siquiera de iniciar.
Los trabajos representarían una inversión del orden de los 150 millones de pesos, incluida la conectividad peatonal con el Centro Histórico y pasos a nivel para los usuarios.
Sin embargo, hoy la gente camina entre alcantarillas destapadas y árboles grafiteados; no hay uniformidad en todas las estructuras que componen a la alameda, algunas notoriamente mal remodeladas; en el caso de la vialidad -específicamente en la vía que divide el sentido hacia puente Universidad o hacia el Museo del Ferrocarril- se dirige con señalética temporal.
Los dos pequeños lagos que se encuentran en medio de la alameda Juan Sarabia, uno está seco y el toro tiene agua verde; asimismo, la existencia de pozos en el lugar ha incidido en la proliferación de lavacoches que ofrece su servicio y toman el agua del sitio.
Algunos de los kioscos, bancas y fuentes no pueden cumplir su función debido al deterioro en el que se encuentran, lo que impide ser un paseo tradicional como antes, aunado el tema de la inseguridad; tampoco es un atractivo para la gente que sale de las iglesias, a pesar de su cercanía con dos de los templos más importantes en la capital potosina como el de San José y El Carmen.
Los lavadores de coches; los choferes de camiones de fletes y mudanzas; el comercio informal, que vende de todo; los “piperos”; y los trabajadores de empresas apostados en stands donde se ofrece empleo; se han apropiado del lugar.
La ausencia de personas que trabajan en giros tradicionales, como “globeros” y boleros, demuestra que el lugar está muy lejos de ser un sitio familiar.
Asimismo, el transporte público que llega al lugar -camiones urbanos y taxis- siguen sin respetar los espacios que les fueron asignados como bahías de ascenso y descenso, generándose frecuentemente conflictos, incluso entre ellos mismos.
En resumen; el andador peatonal y las glorietas contempladas en el proyecto siguen en eso, en un mero plan; los espacios rehabilitados que podrían ser utilizados por estudiantes y artistas quedó en promesa; sin dejar de lado que la regeneración tendría que ser integral, ya que incluso hay coladeras destapadas, no solo en la alameda, sino justo a la entrada de la cineteca Alameda.