El tema ad hoc en el debate: agua. la lluvia que azotó la ciudad y que aguadó la fiesta a los contingentes que esperaban vitorear a su salida a cada uno de sus candidatos –a pesar de la prohibición- fue el marco del debate de los aspirantes a la alcaldía capitalina.
Sin embargo, lejos de las promesas de acabar con las inundaciones, de mejorar el abasto del vital líquido, la precipitación le afectó más al aspirante a repetir otros tres años al frente de la Presidencia Municipal. Y es que a Francisco Xavier Nava Palacios le llovió…. Y le llovió tupido.
Nava Palacios fue tundido; no soportó el golpeteo y ni aguantó el tiempo extra del debate: Ya no se presentó a la conferencia de prensa programada después del evento. La sonrisa de oreja a oreja de Teresa Carrizales, de Encuentro Solidario, lo decía todo; había esperado tanto tiempo para echarle en cara al alcalde capitalino con licencia todo lo que esperaba decirle. “Es lo que se merece… y si lo vuelvo a ver en la calle, se lo vuelvo a decir”.
Casi con la voz entrecortada, Nava Palacios se vio obligado seguir su guion y hablar de Derechos Humanos, del respeto a las mujeres, con Carrizales a uno de sus costados. Se rumoró que su intención era debatir solamente con Galindo, y ya no pudo improvisar. No se cubrió los golpes a la cara ni el gancho al hígado que le asestó Teresa. Como dice la telenovela: “Eres mala, Teresa…”.
Al principio, parecía que con su inasistencia, Enrique Francisco Galindo se había robado los reflectores; provocó caras de sorpresa, dichos y desdichos y una andanada de posibles justificaciones, pero su muestra de debilidad quedó olvidada apenas inició el debate, a pesar que días antes había dicho que estaba listo. No era cierto.
Más noche, se esperaba algún argumento, alguna justificación convincente. No dio la cara y, en un “semi-comunicado”, alegó que “el gran debate es el que he llevado a cabo todos los días con la ciudadanía, tal como lo he hecho desde el primer día de campaña…”.
En el debate, llamó la atención el “famoso Centauro”, pero en realidad desconocido Víctor Yepes Nava, candidato de Redes Sociales; su porte ranchero –nada de vestimenta formal: camisa a cuadro y pantalón de mezclilla-, pero más su costoso sombrero vaquero. Nervioso, pero seguro de lo que hablaba.
Para Leonel Serrato, del Partido Verde y del Trabajo, el debate fue un examen más de oratoria, de esos que le gusta salir triunfante; con tintes a veces picoso, pero sabiendo que al menos en la hablada, nadie lo supera.
Y aprovechó para defenderse de la resolución que casi lo deja fuera de la contienda, pero que aún espera la resolución final.
Andrés López Espinosa, candidato de Movimiento Ciudadano, muy gris en su intervención, como cuando presidió la Comisión Estatal de Derechos Humanos. No aprovechó oportunidades para confrontar –alegando ser respetuoso, precisamente, de los derechos humanos-; no es lo mismo ir a pedir por oficio que tapen baches, que pedirlo directamente o, al menos, comprometerse.
Así, mientras el Ayuntamiento capitalino informaba a esa hora en sus redes sociales que el bulevar del río Españita y otras arterias ya estaban intransitables por inundaciones, la lluvia entre candidatos siguió.
Al final, como siempre, todos ganaron. O al menos cada uno se adjudicó el triunfo, como Ángeles Hermosillo, candidata de Nueva Alianza, que se montó en sus 32 años de servir y ayudar a la gente, y de ahí no salió; sus propuestas muy generales.