Literalmente en el limbo, el grupo canino de la dirección general de Seguridad Pública Municipal (DGSPM) sobrevive con apenas media docena de elementos, de 50 que llegaron a ser cuando, en el año 2009, fueron reclutados con recursos del Fortaseg.
Desde la anterior administración -que recibió sólo 21 perros-, el grupo K-9 fue dado de baja del patrimonio municipal porque sus condiciones ya no eran las aptas para prestar servicio; se pensó en darlos en adopción a particulares, lo que al final se desechó, y se buscaron otras alternativas
Así, se delegó en 2018 con la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí para que procurara la preservación de su salud hasta su deceso.
Al parecer, algunos de los animales pasaron a sus manos; otros se quedaron.
La mayoría Pastor Belga Malinois y pocos Pastor Alemán, han quedado en el olvido, quizá recordados por su binomio humano, la mayoría ya rondado los 10 años de edad, los límites de su vida útil.
Especialistas en la detección de enervantes, guardia y protección ya se les suele ver poco en los operativos; permanecen encerrados en jaulas instaladas en la Comandancia Norte, donde opera la Unidad Canina Municipal.
Por haber permanecido encerrados e inactivos mucho tiempo les desactivó el aprendizaje que durante años lograron; la falta de atención y alimentación les generó, además, problemas de salud: Mala digestión, sarro, dentadura incompleta, piedras en la vejiga, entre otros.
Reconocidos, pero nunca condecorados como los grandes elementos de la corporación municipal que son, los perros del “K-9” aguardan esperanzados la llegada de posibles novatos para dejarles la batuta y, ahora sí, retirarse con dignidad.