La esquizofrenia es una enfermedad mental que afecta el modo en que una persona piensa, siente y actúa, algunos pacientes encuentran dificultad para discernir entre las experiencias reales y las imaginarias, para razonar o para comportarse apropiadamente, explicó Yadira Beltrán Dufour, Responsable del Programa de Salud Mental de la Secretaría de Salud.
“Esta complicación tiene una definición bastante amplia e incluye diferentes combinaciones de síntomas, y aunque la esquizofrenia generalmente es diagnosticada por un psiquiatra, hay algunas señales que cualquiera puede identificar”, precisó la funcionaria estatal.
Las modificaciones del sueño y del apetito, el tener una conducta inusual muy marcada, el mostrar sentimientos desbocados o incongruentes para los demás, pueden ser conductas fácilmente detectables.
Además, “si al momento de escuchar hablar a la persona, detectamos que su discurso es difícil de seguir; si muestra preocupación por ideas inusuales, tiene persistentes sentimientos irreales o el paciente mantiene constantes cambios en la manera en que ve, huele o escucha las cosas, se debe pedir atención especializada”, detalló la psicóloga del Programa de Salud Mental.
Se recomienda que como familiares o amigos de un paciente esquizofrénico se debe buscar ser amigables, serenos y animosos, aceptar la situación que vive el enfermo y reservar un tiempo para escucharlo, además de tratarlo con respeto e inclusión.
La funcionaria estatal también mencionó algunas técnicas útiles para la interacción con los pacientes como: procurar hablarles lenta y claramente, hacerlo con oraciones cortas y simples dándoles una sola indicación u orden a la vez, además de siempre esperar el momento adecuado para dirigirnos a ellos.
Finalmente, la Responsable del Programa de Salud Mental de la Secretaría de Salud, Yadira Beltrán Dufour, pidió a la ciudadanía marcar mucho el respeto hacia los pacientes y evitar mirarlos con insistencia a los ojos, sobre todo en momentos de crisis.
“No debemos bajo ninguna circunstancia obstaculizarles el paso de salida; ser arrogantes, desdeñosos o criticones; no debemos con nuestra conducta empujarlos hacia situaciones en las que no se sientan cómodos o que les generen tristeza; debemos también evitar tocarlos, sobre todo cuando están molestos; no debemos discutir con ellos o con otros en su presencia, mucho menos hablar demasiado o darles conferencias; no debemos ser intolerantes, burlones o demasiado exigentes; no podemos gritarles o usar sarcasmos para dirigirnos a ellos”, concluyó, al tiempo de reiterar que debemos ser pacientes y no abandonarlos sino ayudarlos.