Todo comenzó con un botecito con agua, luego un platito con croquetas… y terminó con varias casitas de madera para que los perros callejeros –hoy conocidos como perros comunitarios- se resguardaran del frío, del calor o de la lluvia.
Elaboradas con tramos de madera, a veces cartón, de cajones plásticos o restos de muebles caseros, y con porciones de colchones ya en desuso y con trozos de tela o cobijas viejas-, las casitas hechizas para los perritos tienen ya casi un año en la esquina de las calles 1 y 16 de la colonia Industrial Aviación, en el norte de la capital potosina.
Algunos de sus moradores son perros que hace tiempo formaban parte de una jauría que atacaba a transeúntes; muchos vecinos proponían su sacrificio, otros los procuraron y con apoyo del colectivo Cambiando Vidas A.C. los esterilizaron y los convirtieron en animales dóciles.
Los perros regresaron a la zona, y algunos vecinos comenzaron a dejarles agua en pequeños botes en días de calor y posteriormente croquetas en platitos; llegó el invierno y a alguien se le ocurrió construirles un par de casitas con botes de leche vacíos y una cobija.
Vecinos aseguran que el colectivo acude frecuentemente a procurar a tales perros comunitarios, y a veces se llevan a alguno a un refugio cuando detectan algún padecimiento; sin embargo, varios han fallecido atropellados en la cercana avenida Fray Diego de la Magdalena.
Y como en todo vecindario, hay habitantes que no están de acuerdo con el proyecto, y al menos dos veces se ha registrado el envenenamiento de perros. Cuando ello ocurre, sus cuerpos son recogidos e incinerados.
De momento solamente cuentan con cuatro casitas, pero alojan entre seis y ocho perros; algunos no entran a ellas y se quedan debajo de algún automóvil estacionado enfrente.
Cabe citar que “Felicidad con Perros” también delimitó una zona peatonal en el crucero de las calles 1 y 16 y, además de las rayas conocidas como cebras, pintó huellas caninas, para avisar del paso frecuente de los perros.